Enseñar a los niños y a las niñas a comer frutas y verduras

Elaboramos un nuevo tema para la serie dedicada al Año Internacional de Frutas y Verduras, y nos gustaría saber ¿qué estrategias resultan útiles para fomentar el consumo de estos alimentos en la dieta infantil?

Sin lugar a dudas es motivo de alegría para madres y padres ver a sus hijos comiendo frutas y verduras, ya que como bien sabemos son alimentos que aportan nutrientes importantes para la salud y el desarrollo infantil. Sin embargo, esta imagen no es tan cotidiana en muchas familias y hasta puede llegar a ser motivo de conflicto en muchas casas.

¿Por qué? Según la profesora Eugenia Delvaux esto puede responder a diversos factores, entre los que destacan un cambio de organización en los hogares familiares y en el tiempo dedicado a la elaboración de los alimentos, lo que imposibilita a que los niños se expongan con mayor frecuencia a la ingesta de platos caseros, frescos y nutritivos que contengan frutas y verduras y al contrario, sean reemplazados por comidas rápidas y procesadas.  Aquí radica la importancia de compartir comidas saludables en familia, de exponer a los niños a probar nuevos sabores y texturas y principalmente, de acompañarlos en este proceso siendo partícipes y reflejos del mismo.

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Alimentación adecuada en familia

Para conseguir que los niños y las niñas coman frutas y verduras a diario, y sea un hábito más como es lavarse los dientes, es clave que los responsables de la alimentación (padres, abuelos….) den ejemplo, y siempre que sea posible, mayores y pequeños coman el mismo menú. No serviría de mucho obligar a los niños a comer frutas y verduras si los mayores los rechazan y no forman parte de su dieta diaria.

Pero así como los padres ocupan un lugar importante en la educación de  sus hijos, no hay que olvidarse del tiempo que los mismos pasan en los colegios. Es por ello que hay estrategias que también buscan mejorar esta situación por medio de programas sociales que incentivan y promueven la alimentación con frutas y verduras. Un ejemplo es el  Plan de Consumo de Fruta y Verdura, resultado de un acuerdo entre la Unión Europea junto con los estados miembros para la distribución de frutas y verduras en los centros escolares.

Hay además, iniciativas creadas por la sociedad civil como por ejemplo en América Latina, La Red de Huertos Escolares (RHE), en la que en base a la institucionalización de los huertos escolares en los Estados Unidos, buscaron impulsar una red de apoyo parecida para el mundo hispanoparlante, con el objetivo de fomentar la preferencia de los niños por las hortalizas y frutas y su consumo.

Si las organizaciones toman estas medidas, también dentro de casa, es posible adoptar estrategias que incentiven y permitan crear hábitos para incluir las frutas y verduras en la dieta infantil. Por ejemplo, crear juegos en la hora de comer en que las frutas sean personajes. O bien, crear formas con las frutas y verduras en los platos para que se vean más divertidas, y así, más apetecibles. También hay madres que prefieren esconder los alimentos, mezclandolos en los platos. Sobre esta última estrategia, hay controversias.

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Frutas, verduras y diversión

Cada vez más se defiende la importancia de una educación infantil relacionada a los alimentos. Así, al contrario de “esconderlos” durante el proceso de elaboración de un plato, mejor sería que los niños se vuelvan partícipes del mismo, explicándoles qué  ingredientes contiene cada receta y elaborarlos juntos. Todo ello aportará conocimientos para que el niño o niña pueda elegir y reconocer los sabores, colores y lograr así una mayor aceptabilidad. Esconder solo generará desconfianza y un mayor rechazo.

Desde luego que la información es importante y contar con ayudas extras es una estrategia que ha demostrado eficacia, como por ejemplo libros infantiles o bien dibujos de animación con frutas. Otra opción son los programas de receta. Según un estudio realizado por la Universidad de Tilburg, Holanda, niños y niñas que asisten a programas de televisión de cocina indicaron más preferencia por alimentos sanos, en comparación a los niños del estudio que solían ver otros programas de temáticas generales.

 

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Preparación de alimentos en compañía

Los investigadores comentaron que esta podría ser una buena práctica a seguir en casa. Sin embargo, es necesario destacar que no debe ser usada de manera exagerada. Como se ha visto en muchas investigaciones, como este estudio en España, ver televisión está muy asociado al riesgo de desarrollar obesidad o sobrepeso. No se trata, así, solo de comer frutas y verduras, sino de crear hábitos saludables. Estos hábitos deben empezar ya cuando son bebés. Como señala la profesora Laura Martín Rubio, este período inicial, desde el momento del embarazo hasta el segundo cumpleaños del niño, es crucial. “Una nutrición inadecuada en esta etapa de la vida genera una mayor vulnerabilidad a las enfermedades durante la infancia y una mayor susceptibilidad a la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Además, los hábitos alimentarios aprendidos en la infancia pueden volverse cotidianos y perpetuarse de generación en generación”, dice.

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Hábitos en la infancia

Como conclusión, además de asegurar una alimentación saludable rica en frutas y verduras, para que los niños crezcan en un entorno sano y gocen de salud son clave: el descanso, el ejercicio físico, la higiene personal, la educación, suficiente tiempo de recreación, entre otros.

¿Qué estrategias considera importantes para fomentar hábitos saludables e incorporar de manera diaria frutas y verduras en la alimentación infantil? Coméntanos.

FUNIBER patrocina diferentes programas universitarios en el área de Salud y Nutrición, como la Maestría en Nutrición Materno-Infantil.

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