Cuidar la alimentación en los primeros años de vida puede ser fundamental para prevenir enfermedades en la edad adulta.
Varias agencias de salud, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostienen que los niños hasta los dos años deben seguir una dieta sana y equilibrada, con suministro de alimentos naturales mínimamente procesados. Y por supuesto, la leche materna, que se recomienda hasta los dos años, o más, y sobre todo en los primeros seis meses.
Entre las recomendaciones está evitar el azúcar que se agrega a bebidas, tortas, galletas y dulces. Y todos los productos alimenticios que contienen azúcar como cereales para el desayuno, gelatinas aromatizadas, papillas instantáneas, yogures aromatizados, caramelos, chocolates y galletas dulces. Estas recomendaciones se basan en estudios sobre el impacto del azúcar en la salud.
Aunque los efectos pueden aparecer solo cuando son adultos, los hábitos comienzan cuando son niños. Además de las enfermedades crónicas, el consumo de estos alimentos en los niños puede sustituir a los alimentos nutritivos, ofreciendo a cambio productos energéticos que pueden provocar sobrepeso.
Este hábito puede influir en la percepción de sabores del niño, que estará acostumbrado a agregar azúcar a la comida. Esta preferencia por algunos alimentos puede dificultar que el niño en el futuro coma verduras, frutas y verduras, alimentos con sabores más naturales.
¿Cómo controlar la comida de los más pequeños?
La primera recomendación que se da es la comida preparada en casa, con control de los alimentos añadidos a la comida. La comida casera también permite que el niño participe en el proceso de alimentación en sí: elegir alimentos, sentir olores frescos, etc.
Otra recomendación es dar a los niños alimentos sólidos para que desarrollen la masticación y absorban mejor las fibras presentes en las frutas. En otras palabras, evita los jugos, incluso los más naturales.
Como señala la profesora Laura Martín Rubio, a partir de varios estudios se sabe que este período inicial, desde el momento del embarazo hasta el segundo cumpleaños del niño, es crucial para la salud, el desarrollo cerebral, la educación y una mejor condición económica.
“Una nutrición inadecuada en esta etapa de la vida genera una mayor vulnerabilidad a las enfermedades durante la infancia y una mayor susceptibilidad a la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares en la edad adulta. Además, los hábitos alimentarios aprendidos en la infancia pueden volverse cotidianos y perpetuarse de generación en generación”, dice.
FUNIBER promueve estudios para la formación de profesionales en el campo de la nutrición, como la Maestría en Nutrición Materno-Infantil que imparte la Universidad Europea del Atlántico.
Fuente: Saúde vitalidade
Foto: Todos los derechos reservados.