Hoy, 19 de octubre, se celebra el Día Mundial de la lucha contra el Cáncer de Mama. Destacamos la importancia de la práctica de actividad física regular para prevenir y tratar esta enfermedad
El mes de octubre es rosa, el color que marca la lucha contra el cáncer de mama. Esta enfermedad es muy frecuente entre las mujeres en todo el mundo y representa 16% de todos los cánceres femeninos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se estima que 1 de cada 8 tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida, de acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Por esto, se ha creado el Día Mundial del Cáncer de Mama para concientizar sobre la importancia de la prevención y la detección precoz.
Si el tumor es diagnosticado a tiempo, las posibilidades de curación, en la etapa inicial son de casi 100%. La técnica más utilizada para el diagnóstico es la mamografía, que puede detectar anomalías hasta 2 años antes de que sean perceptibles al tacto.
También fundamental es mantener un estilo de vida saludable para prevenir la enfermedad. Diversos estudios han indicado que la práctica de actividad física ayuda a disminuir los riesgos del desarrollo de este tipo de patología. Por ejemplo, en un estudio con mujeres mexicanas posmenopáusicas, publicado en la revista Salud Pública de México, se observó una reducción del riesgo de cáncer de mama por cada hora semanal adicional de actividad física moderada.
Además de contribuir a la prevención, la actividad física también ayuda las pacientes que están pasando por tratamientos. De acuerdo con un estudio reciente, publicado en la revista JACC: Cardio Oncology, las pacientes mayores con cáncer de mama que hicieron ejercicio antes de ser diagnosticadas indicaron un riesgo menor de enfermedad cardiovascular en comparación con las que no estaban activas.
Este estudio analizó datos de 4.015 pacientes con diagnóstico confirmado de cáncer de mama primario, con edades entre 50 a 79 años. Las pacientes que seguían las recomendaciones de actividad física, es decir una media de 9 horas por semana, antes de realizar el diagnóstico, tuvieron un riesgo 46% menor de muerte por enfermedad coronaria.
Para tolerar los efectos tóxicos del tratamiento, las pacientes con una capacidad cardiovascular mejor tienen más posibilidades de ser más activas durante el tratamiento y tener menor riesgo de eventos cardiovasculares.
El estudio coincide con otras investigaciones que han demostrado que el deporte debe ser visto como una estrategia de prevención y tratamiento, que mejora la calidad de vida, la funcionalidad y el bienestar de las mujeres que ya padecen este tipo de cáncer.
Además, entre las que han finalizado el tratamiento oncológico, algunos estudios indican que realizar actividad física de manera regular podría disminuir las probabilidades de reincidencia del cáncer. Aunque una revisión de investigaciones científicas, realizada por el Centro Cochrane Iberoamericano con un total de 5.761 participantes, no consiguió determinar la asociación entre prevención de la mortalidad relacionada con el cáncer de mama y la práctica de actividad física. Sin embargo, han podido percibir beneficios para la salud emocional y física.
Recomendaciones
Martín Barcala, profesor del área de Deportes de la red universitaria que forma parte FUNIBER, destaca que las recomendaciones de actividades físicas para pacientes con cáncer están respaldadas por instituciones reconocidas como la OMS y el Colegio Americano de Medicina Deportiva. “En pacientes sanos, se recomienda 30 minutos de caminata rápida durante 5 días a la semana, además de ejercicios aeróbicos y de resistencia que ayuden a prevenir otras enfermedades”, afirma Barcala.
Pero son referencias que deben adecuar a cada persona. “Contar con un profesional del área de actividad física que oriente a una práctica de ejercicios regular ayuda a aumentar la adhesión y evitar lesiones”, sugiere.
Actividad física y riesgo de cáncer de mama en mujeres mexicanas
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