Investigadores brasileños junto con la ONG Greenpeace defienden la protección del recién descubierto arrecife, en el delta del río Amazonas, contra la exploración de petróleo próximo en la región
En abril de 2016, el mundo quedó boquiabierto con el descubrimiento de un arrecife de grandes proporciones en Amazonia. El descubrimiento fue publicado en la revista Science Advances con evidencias que demostraban la presencia de coral, algas calizas y esponjas gigantescas en el delta del río Amazonas.
De acuerdo con el estudio, son 1.000 mil kilómetros de barrera de corales, extensión que va desde el sur de la Guyana Francesa hasta el estado de Maranhão, en el nordeste de Brasil. El investigador del Instituto de Biología de la Universidade Federal do Rio de Janeiro, Fabiano Thompson, afirmó en aquel momento que: “fue impresionante estudiar el funcionamiento de este arrecife, sabiendo que estos solo estuvieron presentes en aguas de poco tráfico, transparentes y con penetración solar directa”.
Lo que se sabe hoy es que no hay nada parecido a los Corales de Amazonia. Por el momento, se han identificado al menos 73 especies de peces, y otras especies marinas. Actualmente, el barco Esperanza, de la organización Greenpeace, se encuentra en la costa para estudiar a fondo ese bioma, y conocer cuales animales viven allí, y como consiguen sobrevivir a las condiciones poco favorables.
“Un nuevo estudio producido desde la primera expedición que realizamos en el año pasado, y publicado en la revista científica Frontiers in Marine Science, confirma que esa área es, en verdad, de 56 mil kilómetros cuadrados, es decir, casi seis veces mayor de lo que se pensaba”, afirmó la organización ambientalista.
La acción de la ONG también hace parte de una campaña que quiere evitar que la búsqueda de petróleo en esta región pueda amenazar el bioma descubierto. Según Greenpeace, la empresa francesa Total y la británica BP, que son compañías petroleras, quieren explorar esta zona. Se consiguen realizar el proyecto, cualquier fuga de petróleo alcanzaría el arrecife.
El investigador Thompsom ya había alertado sobre esta amenaza y el peligro que podría representar para el mantenimiento de los corales. “Vemos instalaciones de diferentes compañías que están haciendo exploraciones en la placa continental del río, por donde se extiende el arrecife”, resaltó.
Él recuerda que la temperatura elevada de los océanos puede romper con la simbiosis del coral con las algas. Si las pierden, podrían quedarse sin su fuente nutritiva y, quizá, no conseguirían sobrevivir.
Greenpeace también destaca la amenaza que podría ser para animales considerados en extinción como el pez-buey-marino, el tracajá y la ariraña, según la lista de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
Los profesionales interesados en la conservación ambiental pueden optar por los cursos de maestría, doctorado y especializaciones patrocinados por FUNIBER, como por ejemplo, la Maestría en Ciencia y Tecnología Marina.
Desvelando el sector norte de los Corales de la Amazonia
Foto: Nasa