Los neurocientíficos han estado ayudando a mejorar los procesos de aprendizaje. Una de las preguntas investigadas que pueden hacer que la enseñanza sea más atractiva es la curiosidad, como estrategia de motivación para los estudiantes.
Para despertar la curiosidad de los estudiantes, los profesores deben evitar entregar contenido listo y fácil de entender. Para trabajar esta curiosidad, el profesor debe, desde la planificación, ser consciente de cómo dibujar una línea de conocimiento de construcción colectiva.
Las interacciones sociales aumentan la curiosidad y crean una atmósfera de suspenso y curiosidad. Para esto, los estudiantes necesitan aprender a mirar a su alrededor y ver a sus propios compañeros. ¿Cómo aceptan la curiosidad? ¿Cómo participas? Deben evitarse los cuellos estables y alentarse el movimiento.
Y para finalizar la clase, los profesores pueden dejar una pregunta o algún hecho relacionado con la próxima clase. Posiblemente, esta curiosidad por saber qué se enseñará, qué harán, puede motivar a los estudiantes a la materia y la clase creando expectativas.
La curiosidad puede ser estimulada a través de preguntas y desafíos. La duda y la voluntad de conocer las respuestas son comunes entre todos, y contribuir a que cada uno pueda actuar de manera más independiente para pensar y buscar respuestas.
Según un estudio publicado en la revista “Memory & Cognition”, la expectativa también podría influir en la memoria. Los resultados del estudio sugirieron que a partir de estrategias que generan curiosidad, uno puede modular el aprendizaje.
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Fuente: Neurociência da curiosidade
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