Durante las últimas décadas, la esperanza de vida a nivel mundial ha experimentado un incremento notable, lo que ha conllevado un aumento del envejecimiento poblacional y un aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas.
Recientemente, la revista científica Journal of Internal Medicine publicó un resumen de la conferencia de Frank B. Hu, presidente del Departamento de Nutrición y profesor de medicina en la Harvard Medical School, en el evento 18th Key Symposium: Longevity and Healthy Ageing: What can we learn from Blue Zones?, que ocurrió en mayo, en Japón.
En la publicación, el autor hace una revisión de los descubrimientos recientes relacionados con el impacto de las dietas tradicionales en las enfermedades crónicas y el envejecimiento, haciendo énfasis en estudios de cohorte de gran escala.
El epidemiólogo Frank B. Hu, indica que:
- Conservar un peso corporal óptimo a lo largo de la vida es esencial para aspirar a un envejecimiento saludable además, se asocia a una mayor la longevidad, reflejando los beneficios de la restricción calórica moderada durante toda la vida en el entorno alimentario obesogénico actual..
- El origen y tipo de grasas, proteínas y carbohidratos son más decisivos que su cantidad en la regulación del riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y mortalidad.
- Una menor tasa de mortalidad y un envejecimiento más saludable se ha asociado a algunas dietas tradicionales como las dietas mediterránea, nórdica y de Okinawa, así como a patrones de alimentación contemporáneos, como las dietas basadas en plantas (DBP), la dieta DASH y los indicadores o índices de calidad de la dieta (DQIs). Estos patrones tienen en común múltiples elementos (por ejemplo, la predominancia de alimentos vegetales ricos en nutrientes, un reducido predominio en el consumo de carnes rojas y procesadas, y el uso de hierbas y especias que se utilizan ampliamente en las cocinas de todo el mundo y contribuyen para la salud debido a su rico contenido de compuestos bioactivos, incluidos los polifenoles), a la vez que incorporan aspectos propios de diversas culturas.
- La combinación de una dieta saludable con otros factores del estilo de vida, como son: nunca fumar, mantener un peso normal (IMC entre 18,5 y 24,9 kg/m2), practicar más de 30 minutos/día de actividad física de moderada a vigorosa, consumir de manera moderada alcohol (no más de una bebida al día para las mujeres y no más de dos para los hombres), podría ampliar la expectativa de vida sin enfermedades entre 8 a 10 años.
El epidemiólogo indica que “es fundamental adaptar las recomendaciones dietéticas a las preferencias y culturas individuales, así como a las necesidades nutricionales de las poblaciones que envejecen”.
Por último, destaca la necesidad de más investigación. “Dado que la mayoría de los estudios sobre dieta y envejecimiento saludable se han realizado en poblaciones estadounidenses y europeas, existe una necesidad urgente de realizar estudios de cohortes a largo plazo en poblaciones diversas con tradiciones culturales y patrones alimentarios variados”, afirma Frank B. Hu.
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Fuente: Diet strategies for promoting healthy aging and longevity: An epidemiological perspective