La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) publica un documento con pautas para controlar los rebrotes en residencias.
Tras el periodo de desconfinamiento, numerosos países se enfrentan a un repunte de casos de coronavirus. España es uno de ellos.
Para evitar la transmisión entre grupos de riesgo, la SEGG ha preparado un informe con normas a cumplir en residencias de adultos mayores, con la intención de responder con rapidez ante un rebrote y tratar a los pacientes adecuadamente.
La organización remarca la importancia de proteger del contagio a este colectivo, aunque afirma ser consciente de que los procesos de desescalada conllevan rebrotes del coronavirus entre la población y de que las residencias son un foco de contagio.
Sin embargo, la SEGG aboga por extremar las precauciones, pero sin erradicar el contacto social, por los efectos negativos que el aislamiento puede provocar.
“La restricción de la movilidad y del contacto social tiene importantes repercusiones negativas en el adulto mayor, especialmente un incremento en la incidencia de síndromes geriátricos: aparición de fragilidad, sarcopenia y/o incontinencias secundarias a la inmovilidad, aparición de trastornos afectivos (ansiedad, depresión…) y cognitivos por restricción del contacto social”, advierte el organismo.
Además de proveer de Equipos de Protección Individual (EPI) a los trabajadores del centro, el organismo enfatiza la importancia de formar al personal sobre la correcta utilización de este material, además de nombrar a un responsable COVID-19 en cada centro residencial.
Las pruebas de detección del coronavirus deberán realizarse en tres escenarios:
- Si se produce un nuevo ingreso en la residencia.
- Si la persona presenta síntomas compatibles con el coronavirus.
- Si se ha estado en contacto con alguien que ha dado positivo en las pruebas de detección.
Los centros de una misma zona sanitaria se clasificarán en función de su capacidad para aislar zonas para pacientes y del personal sanitario disponible. “Se deben realizar test periódicos a los profesionales del centro siguiendo las recomendaciones actualizadas de los servicios de Salud Pública, idealmente cada 15 días, dado el elevado número de personas asintomáticas infectadas por el virus y la vulnerabilidad de los residentes a los que pueden contagiar”, añade la SEGG.
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