Aunque los derrames cerebrales pueden afectar a diversas zonas del cerebro, suele haber muchos tipos de terapia de rehabilitación que deben llevarse a cabo para promover una recuperación completa.
El ictus puede afectar ocasionalmente a personas más jóvenes, pero repercute en gran medida en la vida de los adultos mayores. Por ejemplo, cada año en España, unas 130.000 personas sufren un derrame cerebral. Esta enfermedad también puede denominarse accidente cerebrovascular, apoplejía, o embolia. Aunque existen muchos recursos para la prevención y la aparición de los signos del ictus, también es importante tener en cuenta los distintos métodos de rehabilitación para los que ya se han visto afectados.
Desgraciadamente, alrededor del 33% de las personas que han sufrido un ictus mantendrán una discapacidad que les impedirá valerse por sí mismos. Sin embargo, los otros dos tercios de los afectados se recuperarán gracias a los métodos de rehabilitación.
Algunas funciones que pueden verse afectadas por un ictus son la capacidad de caminar, hablar y comer. Para limitar los efectos secundarios a largo plazo, la rehabilitación debe comenzar lo antes posible. Por lo general, los médicos inician esta rehabilitación apenas unos días después del ictus, mientras el paciente sigue en el hospital. El proceso general implica la recuperación funcional entre el primer y el tercer mes después del incidente. Durante el resto, los cambios son menores y, finalmente, la estabilización llega en el sexto mes. Algunas de las áreas más difíciles de recuperar, como el habla y el equilibrio, pueden seguir mejorando durante los dos años siguientes.
Con la ayuda de la familia y los amigos, así como de los médicos, hay una serie de terapias que deben llevarse a cabo en el periodo posterior al ictus. En primer lugar, la fisioterapia fomenta la mejora de la bipedestación, la marcha y el equilibrio. Es probable que estos movimientos voluntarios se recuperen en un plazo de tres a seis meses.
A continuación, la terapia ocupacional fomenta las habilidades motoras y las actividades cotidianas. Esta forma de rehabilitación tiene mucho éxito, ya que sólo uno de cada cinco pacientes con ictus necesita ayuda adicional para las tareas diarias al cabo de un año.
Aunque los accidentes cerebrovasculares pueden afectar a diversas áreas del cerebro, suelen afectar a la capacidad de hablar de la víctima. Mediante la logopedia, los pacientes pueden mejorar su capacidad de entender el lenguaje, articular palabras y formar frases coherentes. Pueden pasar hasta dos años para mejorar completamente en esta área.
La rehabilitación de la disfagia se centra en la capacidad de tragar alimentos. Este proceso implica el aprendizaje de técnicas de alimentación y la modificación de la dieta. Cuando los pacientes pueden aprender prácticas alimentarias seguras, se puede evitar la desnutrición, la deshidratación y la inhalación de alimentos en los pulmones.
En general, al participar en cada programa de rehabilitación especializado, los pacientes con ictus pueden recuperarse más rápidamente e, idealmente, volver a una vida relativamente normal. Los que no reciben rehabilitación pueden tener más dificultades para recuperarse completamente.
FUNIBER cuenta con una variedad de programas para aprender más sobre el cuidado de las víctimas de accidentes cerebrovasculares, especialmente para aquellos que son adultos mayores. Uno de esos cursos es la Maestría en Gerontología.
Fuente: Todo lo que debes saber sobre la rehabilitación post ictus en el Día Mundial del Ictus
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