Un grupo de investigadores lleva a cabo un análisis internacional para determinar la influencia del confinamiento en los pacientes con trastornos alimentarios
El confinamiento originado por la pandemia ha tenido un impacto relevante en la salud mental de la sociedad. Asimismo, los datos hasta el momento indican que las personas que padecen trastornos alimentarios son considerados las más vulnerables.
Un grupo de psiquiatras, endocrinólogos y psicólogos llevó a cabo una investigación a nivel internacional. Su objetivo principal fue determinar cómo fue la adaptación de los pacientes a las situaciones derivadas de la crisis por el COVID-19.
El estudio estuvo conformado por una muestra clínica de 829 participantes, adolescentes y adultos, con trastornos de la conducta alimentaria. Estos son originarios de diversos países de Europa (España, Portugal, Austria, Alemania, Rusia, Lituania, República Checa y Ucrania) y Asia (China, Corea y Japón).
De acuerdo con Isabel Baenas, del Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario de Bellvitge-IDIBELL de Barcelona y una de las autoras de la investigación, se examinó la sintomatología alimentaria, así como el estado psicopatológico general de los pacientes con la ayuda de un método validado de evaluación conocido como la COVID-19 Isolation Eating Scale (CIES).
Variables del estudio
Los resultados que se obtuvieron están relacionados con tres variables: edad, procedencia geográfica y tipo de trastorno de la conducta alimentaria. La selección de dichas variables responde a la necesidad de evaluar los cambios psicopatológicos en función de cada tipo de trastorno. Para esto se debe tener en cuenta las diferencias clínicas entre cada tipo de trastorno y los datos que apuntan a un impacto diferencial de esta situación excepcional entre los diferentes trastornos de la conducta alimentaria.
Además, las hipótesis del estudio se basaron en la influencia de las diferencias respecto a la personalidad y estrategias de afrontamiento descritas entre individuos de diferentes procedencias geográficas a la hora de adaptarse al confinamiento.
Principales conclusiones
Las personas diagnosticadas con un trastorno de atracón reportaron una mayor repercusión en la sintomatología alimentaria. Esto, según la opinión de Baenas, se debe a: “la alteración del estilo de vida y de las rutinas junto con los cambios en hábitos alimentarios relacionados con el miedo a la falta de provisiones durante el confinamiento (p. ej., almacenar comida en casa), la tendencia al picoteo entre horas, etc.”
Por su parte, el Dr. Francisco J. Tinahones, director científico del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga, IBIMA, y presidente saliente de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), opina que “ la mayor vulnerabilidad frente al aumento del peso de aquellos individuos que ya presentan sobrepeso y obesidad (afecciones frecuentemente comórbidas en los casos de trastorno por atracón), podría haber influido en los cambios de peso observados en las personas con este trastorno, así como en el mayor impacto de la psicopatología alimentaria respecto a otro tipo de trastornos de la conducta alimentaria”.
Por otro lado, se demostró que los pacientes jóvenes tuvieron una mejora significativa, en comparación con los pacientes adultos. Esto se debe principalmente a que se encontraban supervisados y acompañados con mayor frecuencia. Además, se destaca el uso de las redes en el proceso de adaptación.
Respecto a la variable de procedencia geográfica, Baenas destaca: «Aunque los individuos de ambos grupos experimentaron un aumento de peso durante el confinamiento, los sujetos asiáticos reportaron una mejora de la sintomatología alimentaria en este periodo».
Finalmente, FUNIBER patrocina una gran variedad de programas universitarios centrados en formar a los profesionales en el ámbito de la salud y los contenidos formativos. Uno de los cursos ofrecidos es la Maestría en Salud Pública.
Foto: Todos los derechos reservados.