Entre la variedad de especies de tiburones existentes, la más temida es el tiburón blanco. Pero esta mala fama perjudica al animal, que está en peligro de extinción
Los tiburones están en peligro. Su mala fama puede comprometer la supervivencia de la especie. Según explica el escritor Alfredo Mateo-Sagasta en el libro lanzado recientemente «Tratando de Tiburones», hay una imagen equivocada sobre los tiburones como «seres pérfidos y maléficos», dice en una entrevista para EFE Verde.
Esta mala fama, que ha acompañado al tiburón a lo largo de los años, creada a partir de la literatura y del cine, viene perjudicando a estos animales. Sin embargo, Mateo-Sagasta destaca la importancia de este animal para el equilibrio natural de los océanos.
Los tiburones no prefieren la carne humana. De hecho, cuando muerden una persona detectan por el paladar que no servirá de alimento. Pero como comenta el autor, desgraciadamente «ese pedazo de prueba» tiene graves consecuencias para las personas y, «aunque pierden el interés por lo humano y nunca terminan de devorarlo, sólo ese mordisco puede ser fatal», afirma.
Un ejemplo es el temido tiburón blanco, especie que protagonizó películas clásicas. A pesar de la fama de ser malo, es él quien necesita protección. El tiburón blanco está en la lista de animales en peligro de extinción. Los países que cuentan con la presencia de esta especie deben prohibir la pesca y ofrecer medidas de protección para evitar la degradación de su hábitat.
Los tiburones blancos viven desde hace más de 60 millones de años y ocupan el ápice de la cadena alimentaria. Se trata de un animal que posee cientos de sensores eléctricos por el cuerpo y consigue captar incluso los latidos del corazón de otro animal a distancia. A partir de estas pulsaciones, los tiburones saben si la víctima potencial tiene miedo y si puede dominar la situación.
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Fuentes: Los tiburones, “socios” incomprendidos e imprescindibles para la conservación
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