Campos de entrenamiento permiten simular las condiciones encontradas en las altas altitudes, facilitando la preparación y aclimatación de los atletas.
Para los deportistas que realizan pruebas en montañas no siempre es fácil desplazarse y entrenar en las mismas condiciones a las que se enfrentarán durante las competencias. Para facilitar este proceso, ha sido creado un tipo de entrenamiento llamado live high-train low (LHTL) o Vivir Arriba y Entrenar Abajo, que alterna los niveles de oxígeno a los que se somete el atleta – proceso conocido como hipoxia intermitente –, con la intención de mejorar su rendimiento.
Normalmente, en este tipo de entrenamiento, los atletas pasan la noche en un ambiente con bajo nivel de oxígeno – típico de grandes altitudes – y realizan los ejercicios en condiciones normales. En otras modalidades, hacen exposiciones cortas en bajo oxígeno pero de gran altitud para incrementar las situaciones de contraste y proporcionar al atleta una mejor preparación para hacer frente a los cambios que vivirá durante las competiciones.
Estudio
Sin embargo, algunos deportistas responden mejor a este tipo de entrenamiento que otros. Para tratar de identificar cuáles parámetros serían capaces de diferenciar los deportistas que responden de manera positiva al entrenamiento, un estudio reciente ha analizado las distintas respuestas fisiológicas (saturación y consumo de oxígeno, latidos cardíacos y rendimiento) y subjetivas (mal agudo de la montaña y tasa de esfuerzo percibido) en 10 triatletas de elite en un campo de entrenamiento de Nueva Zelanda.
Durante 20 días, se alternaron el descanso en alta altitud (1545-1650 m) con entrenamientos en baja altitud (300 m). Divididos en dos grupos – los que responden y los que no responden positivamente, de acuerdo con un examen previo –, se realizaron pruebas de natación y de ciclismo.
Como resultado del período de entrenamiento, los atletas que respondieron positivamente presentaron reducción de latidos del corazón e incremento de la saturación de oxígeno, mejorando su desempeño en cerca del 5%. Los que no respondieron positivamente presentaron aumento de ventilación y mayor proporción de cambios respiratorios en el último día del entrenamiento, además de que se han mostrado tres veces más susceptibles de sufrir el mal de la montaña en los cinco primeros días de entrenamiento.
En repuesta al objetivo de la investigación, el estudio indica que los cambios en la saturación de oxígeno, los latidos del corazón y algunas variables respiratorias podrían ser los parámetros capaces de diferenciar los atletas que responden positivamente a este tipo de entrenamiento de los que no responden. A partir de estos datos, sería posible mejorar y enfocar el entrenamiento en hipoxia intermitente, para lograr mejores resultados.
La identificación de deportistas y el entrenamiento en condiciones tan específicas como la de grandes altitudes deben ser orientados por profesionales expertos. Los alumnos de la Maestría en Entrenamiento y Gestión Deportiva de FUNIBER tienen la oportunidad de adquirir conocimientos y desarrollar habilidades para crear entrenamientos específicos de acuerdo con cada modalidad deportiva.
Fuente: http://fnbr.es/204
Fotografía: Todos los derechos reservados iStock