Nuevos métodos de investigación han desvelado cómo vivía un antiguo ancestro humano antes de la extinción.
Los neandertales, una especie extinta estrechamente relacionada con los humanos modernos, estuvieron presentes en toda Eurasia hasta hace unos 40.000 años. Los investigadores de todo el mundo siguen aprendiendo qué pasó con los neandertales y cómo vivían su vida cotidiana. La Unión Europea y el Consejo Europeo de Investigación han financiado el proyecto PALEOCHAR para conocer mejor a los predecesores de los humanos modernos.
«Tradicionalmente, la arqueología ha intentado responder a estas preguntas analizando las herramientas que utilizaban los neandertales y los huesos que dejaban los animales que comían», explica Carolina Mallol, arqueóloga de la Universidad de La Laguna (España)
Aunque este método de investigación ha producido una gran cantidad de información que nos ha acercado a la comprensión de los neandertales, Mallol dice que es una visión limitada. Los arqueólogos están empezando a estudiar algo más que las herramientas inorgánicas para conocer mejor el pasado. Los nuevos métodos biomoleculares están desvelando secretos que nunca habríamos podido descubrir antes. Los investigadores de PALEOCHAR están estudiando las pruebas orgánicas microscópicas y moleculares de los neandertales.
«Al estudiar el registro orgánico sedimentario a escalas tan finas, podemos extraer información sobre, por ejemplo, el contenido de grasa de los alimentos neandertales, la forma en que hacían fuego y cómo eran sus espacios vitales», añade Mallol. «Al combinar estas diferentes fuentes de información, pretendemos ofrecer una imagen más completa del mundo neandertal».
Nuevas tecnologías para la investigación
El equipo de investigación de PALEOCHAR se centró en estudiar la composición de los suelos y sedimentos antiguos. Dado que las muestras suelen tener más de 50.000 años de antigüedad, las cantidades de materia orgánica presentes para su estudio son muy pequeñas. La tecnología y las técnicas más avanzadas que PALEOCHAR utilizó para analizar estas muestras descubrieron grandes cantidades de información a partir de muestras pequeñas.
Los investigadores estudiaron específicamente las pruebas orgánicas del fuego, como la tierra quemada bajo las chimeneas. Se eligió este tipo de muestra porque es menos probable que se biodegrade con el tiempo. El equipo de investigación también quería estudiar estas muestras para poder analizar los lípidos, o grasas y ceras, que cocinaban los neandertales.
El proyecto sigue descubriendo una serie de nuevos conocimientos procedentes de yacimientos paleolíticos de todo el mundo. «Hemos proporcionado información valiosa sobre las tradiciones de fuego de los neandertales, así como los climas y entornos en los que vivía esta población», dijo Mallol.
El equipo está trabajando actualmente para ampliar su estrategia de investigación a diferentes regiones, periodos de tiempo y tipos de pruebas arqueológicas.
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Fuentes: New insights, PALEOCHAR insights, Archaeological Microbiology