La orden de los gobiernos de permanecer en los domicilios ha propiciado una reconsideración del valor de las viviendas.
Los espacios domésticos se han convertido en el eje central de las actividades cotidianas de millones de personas, a causa de la pandemia por coronavirus.
Además de las consecuencias sociales y económicas que dejará el coronavirus, y que ya empiezan a entreverse, las viviendas están en el punto de mira.
Los espacios domésticos, al igual que las ciudades, no están pensados para los más pequeños, pero tampoco en los adultos. La web Plataforma Arquitectura evidencia esta falta de preparación en los espacios para “articularse a un ser humano o a una familia con múltiples actividades y en constante cambio y tránsito de acciones, sentimientos y pensamientos”.
La obligación de dar respuesta a las necesidades de los individuos es una realidad que debe extrapolarse a las múltiples tipologías de vivienda que existen en la actualidad, ya sean espacios unifamiliares o viviendas compartidas, localizadas en un escenario rural o urbano.
La web citada con anterioridad denuncia que la arquitectura doméstica dejó de incluir ciertos temas de relevancia, como la intimidad o la oportunidad de dedicar espacios al duelo y al pensamiento, para diseñar exclusivamente en términos de productividad. “Los que más sufren las consecuencias son los niños, víctimas de una ideología de diseño insalubre, fruto de arquitectos que deciden no prestarle atención al desarrollo mental de los niños”, señalan desde la web Plataforma Arquitectura.
La construcción de viviendas de forma masificada y estandarizada también ha tenido consecuencia en el medio ambiente: “todo este proceso condujo a que, hoy en día, la construcción de viviendas se lleve a cabo a gran escala y con un impacto ambiental desmedido, sin involucrar al ser humano como ente axial del espacio producido”.
La necesidad de contar con espacios de confort se ha revitalizado en la actualidad, ante el aumento de tiempo que pasan las personas en sus casas debido al confinamiento. “Arriesgaríamos a decir que, para la mayoría de los seres humanos, en esta época del COVID-19, la vivienda no es un espacio de expansión y confort individual y familiar, sino más bien de encarcelamiento y obstaculización de nuestros pensamientos y emociones”, concluye esta web.
Todos aquellos profesionales que deseen ampliar su formación en el campo de la arquitectura y el urbanismo, ante la importancia de crear espacios que se adapten a las necesidades humanas, podrán hacerlo mediante los programas universitarios patrocinados por FUNIBER. Uno de los cursos ofrecidos es la Maestría en Proyectos de Arquitectura y Urbanismo.
Fuente: La importancia de la forma del espacio doméstico en tiempos de COVID-19
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