Tomar decisiones es un aspecto inherente a la condición humana.
El término “sesgos cognitivos”, definido en primera instancia en 1971 por los psicólogos Daniel Khaneman y Amos Tversky, supuso el punto de partida al estudio de la conducta del cerebro frente a la toma de decisiones y la irracionalidad de muchas de estas.
Concretamente la definición del término hace “referencia a la forma que tiene el cerebro de analizar en unos instantes la información que recibe y tomar una decisión de forma casi automática e instintiva”, señala Alejandro Pérez, fundador de la empresa CEOLEVEL.
“La cuestión es que no siempre este análisis casi instantáneo se basa en un pensamiento racional y lógico, sino que nos llevan a tomar decisiones que quizás no son las más adecuadas”, añade.
Pérez detalla algunos de los sesgos más cotidianos, mencionados a continuación:
- El efecto arrastre: se trata de tomar una decisión en función de lo que hacen personas cercanas, de un mismo entorno, para lograr una validación social.
- El sesgo del presente: es la tendencia de nuestro cerebro de pensar en el momento presente y la satisfacción inmediata en contraposición de la recompensa futura.
- El sesgo de confirmación: consiste en buscar información acorde a nuestra forma de pensar y que confirme esas ideas.
- La maldición del conocimiento: se trata de presuponer que los demás cuentan con la misma información que nosotros.
- Falacia del coste hundido: es la perseverancia en continuar con un plan a pesar de que no reporte beneficios.
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Fuente: ¿Conoces los sesgos cognitivos y como afectan en la toma de decisiones?
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