En Argentina, las comunidades indígenas resisten el interés de las compañías mineras de litio en los desiertos de sal.
Argentina, Bolivia y Chile tienen una de las mayores reservas de litio del mundo, un elemento químico utilizado en las aleaciones de baterías. Conocido como el «triángulo de litio», esta región concentra más del 85% de las reservas conocidas en todo el planeta.
En la industria, el litio extraído se divide para su uso en diversos sectores, como la fabricación de baterías de automóviles y productos electrónicos, la producción de aluminio, vidrio y cerámica, así como la fabricación de lubricantes.
Según un informe de la BBC, lugares como Salinas Grandes y la Laguna de Guayatayoc en Argentina están asustados por el interés de las compañías mineras en la extracción de litio en la región.
Activistas locales colocaron carteles, bloquearon carreteras y presionaron a las compañías mineras para que no exploren la región. «Sabemos que las compañías de litio usan millones y millones de litros de agua dulce», dijo Verónica Chávez, presidenta de la comunidad indígena Santuario Trez Prozos, una de las 33 de la zona.
Para la extracción de litio en esta región, es necesario perforar un desierto de sal para alcanzar la salmuera que contiene el mineral. Esta agua salada se bombardea a la superficie y, al evaporarse, extrae el elemento químico.
Según la BBC, la producción de una tonelada de carbonato de litio evapora aproximadamente medio millón de litros de salmuera. Para este proceso, usan alrededor de 30 mil litros de agua dulce.
A pesar de traer mejoras económicas a algunas comunidades en el área que ya tiene exploración minera, hay residentes que se quejan de la reducción del suministro de agua. Las provincias que tienen litio se encuentran entre las más pobres de Argentina.
Pia Marchegiani, Directora de Política Ambiental de la Fundación de Medio Ambiente y Recursos Naturales (FARN), dijo: “Aunque la información que tenemos es incompleta, creemos que los datos muestran daños que ya se están haciendo. Lo que no sabemos es el alcance de este daño».
Marchegiani señala que la ley ambiental establece el principio de precaución, “que dice que si no hay suficiente información científica, o cuando la literatura no coincide con los posibles impactos, no debería haber razón para estar inactivo. Hay que actuar de antemano”, dice.
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Fuente: Litio: la fiebre del “oro blanco”, ¿fortuna o infortunio para Argentina?
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