Expertos señalan que no se ha podido demostrar de forma científica que estas sondas favorezcan a una mejor calidad de vida del paciente
El uso de sondas nasogástricas en pacientes con demencia en avanzado estado ha sido cuestionado en los últimos años ya que “no se ha demostrado científicamente” que garantice algún tipo de mejora nutricional, ni tampoco que prolongue la supervivencia ni mejore la calidad de vida en dichos pacientes.
Además, su empleo puede producir incomodidad al enfermo y riesgos como la aspiración pulmonar del alimento, tal y como señala la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Médicos de dicha especialidad señalaron estos inconvenientes en un comunicado haciendo alusión a las personas que presentan dificultades para la deglución, y en especial citando el caso de Guillermina Freniche, una mujer de 78 años en estado de Alzheimer avanzado, que se vio obligada a alimentarse con sonda gástrica por orden judicial.
La SEGG considera la utilización de sonda nasogástrica en este contexto “un tratamiento inútil”, y no recomienda su uso. Esta opinión coincide con estudios que han señalado que entre el 50 y el 70% de los pacientes fallecen por malnutrición, la cual es una consecuencia de la enfermedad y no su causa directa.
Por ello expertos advierten que la decisión de colocar una sonda nasogástrica debe tomarse de forma conjunta entre familiares y/o tutores legales, además del personal sanitario a su cargo.
Valorar lo expresado con anterioridad por el paciente o los valores que el mismo predica son las claves a la hora de escoger dicho tratamiento.
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Fuentes: Las sondas nasogástricas en personas con demencia avanzada no mejoran la calidad de vida
Final de vida: evitar el sufrimiento
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