La reanimación cardiopulmonar, conocida por sus siglas como RCP, es una técnica destinada a salvar vidas y que su enseñanza desde las escuelas puede tener un gran impacto.
Enseñar a los niños cómo reanimar a una persona en parada cardíaca puede aumentar significativamente las posibilidades de supervivencia de la víctima. Es por ello que el Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar y la Fundación Mapfre han elaborado una guía titulada «El colegio enseña RCP» en la que se destaca que cada minuto de demora en la realización de la reanimación cardiopulmonar (RCP) reduce la posibilidad de supervivencia en un 7-10%.
Desde 2020, la enseñanza de la RCP se ha convertido en una asignatura obligatoria en las escuelas españolas, como parte de los conocimientos básicos de Educación Física de tercero y cuarto curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
¿Por qué es valiosa su enseñanza?
La técnica es sencilla y puede ser aprendida por niños a partir de los ocho años. Además, ellos mismos pueden enseñarla a sus familiares en casa, aumentando así la posibilidad de supervivencia de todas las personas. Esther Gorjón Peramato, una enfermera de emergencias en la unidad de soporte vital avanzado de enfermería (SVAE) en Castilla y León, señala que en Dinamarca han logrado aumentar la supervivencia de la parada cardíaca extrahospitalaria del 8% al 15% en 25 años gracias a que se aprende desde las escuelas.
Además, para lograr resultados, es importante formar a los futuros profesores en la universidad. Asimismo, proporcionar maniquíes en las escuelas para que los niños puedan practicar y realizar campañas publicitarias sobre cómo actuar en caso de una parada cardíaca.
¿Cómo es la técnica?
El primer paso para realizar una RCP es comprobar que la persona está inconsciente y llamar al servicio de emergencias. Es importante hacer la llamada antes de comenzar, ya que el médico le dará los pasos a seguir y le indicará cuándo detenerse. Para verificar si la persona está inconsciente, se debe asegurar que no responde a estímulos y observar su respiración y movimiento del tórax.
El segundo paso es colocarse de rodillas en la parte lateral de la persona, nunca por la parte baja ni por la cabeza. El punto en el que se debe presionar es el centro del tórax y las manos deben colocarse una sobre la otra entrelazando los dedos y apoyando el talón de la palma. Las compresiones se deben hacer con los brazos completamente rígidos, dejando caer el peso del cuerpo sobre el tórax y sin detenerse. Si el niño se agota, debe detenerse y retomar cuando se recupere.
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Fuente: RCP en el colegio: la importancia de enseñar a los niños a reanimar a una persona en parada cardiaca
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