La actividad física es uno de los pilares fundamentales para mantener una vida saludable. Sin embargo, las herramientas que históricamente se han utilizado para promoverla, como la pirámide de actividad física, han quedado obsoletas frente a los avances científicos y las necesidades actuales de la población. Este modelo jerárquico, inspirado en la pirámide alimenticia, priorizaba las actividades diarias como caminar, dejando en un segundo plano ejercicios esenciales como la fuerza, la movilidad y la estabilidad. Además, carecía de estrategias para fomentar la adherencia a largo plazo, un factor clave para combatir la creciente inactividad física y las enfermedades no transmisibles. Ante este panorama, surge una propuesta innovadora: el plato de actividad física, un modelo más inclusivo, dinámico y centrado en el individuo.
El papel de la actividad física no estructurada
La actividad física no estructurada, como caminar, jugar con los niños, jardinear o subir escaleras, es una forma sencilla y accesible de mantener el cuerpo en movimiento. Estudios recientes han demostrado que incluso pequeñas interrupciones de la inactividad, como levantarse de la silla para caminar unos minutos, pueden reducir significativamente el riesgo de enfermedades crónicas y mortalidad prematura. Sin embargo, aunque estas actividades son una base sólida para la salud, no son suficientes para abordar todas las necesidades físicas del cuerpo. El plato de actividad física reconoce la importancia de estas acciones cotidianas, pero las complementa con ejercicios estructurados que trabajan componentes específicos de la condición física, como la fuerza muscular, la flexibilidad y la resistencia cardiorrespiratoria.
Un enfoque equilibrado e inclusivo
El plato de actividad física se distingue por su enfoque equilibrado, dando igual importancia a las actividades aeróbicas, de fuerza, movilidad y estabilidad. Este modelo refleja una comprensión más profunda de cómo interactúan estas actividades para mejorar la salud integral. Por ejemplo, los ejercicios de fuerza no solo aumentan la masa muscular, sino que también fortalecen los huesos y previenen la pérdida de tejido muscular con la edad, lo que es esencial para funciones diarias como cargar objetos o subir escaleras. Por otro lado, las actividades aeróbicas mejoran la capacidad cardiorrespiratoria, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares y aumentando la longevidad.
Además, el plato introduce dos componentes frecuentemente subestimados: la movilidad y la estabilidad. La movilidad mejora la flexibilidad y permite movimientos más fluidos y eficientes, mientras que la estabilidad fortalece el equilibrio y la coordinación, reduciendo el riesgo de caídas y lesiones. Estos elementos son especialmente importantes para las personas mayores, pero también benefician a los jóvenes al mejorar su rendimiento físico y prevenir lesiones.
Fomentando hábitos sostenibles y personalizados
Uno de los mayores desafíos en la promoción de la actividad física es lograr que las personas adopten hábitos sostenibles. El plato de actividad física aborda este problema al integrar estrategias de modificación de comportamiento que hacen que el ejercicio sea más disfrutable, flexible y personalizado. Por ejemplo, se anima a las personas a elegir actividades que les resulten placenteras y que se adapten a sus horarios y niveles de energía. Esta flexibilidad reduce las barreras psicológicas y fomenta una mayor adherencia a largo plazo.
Además, el modelo promueve el uso de herramientas como diarios de actividad, aplicaciones móviles y redes de apoyo social para aumentar la motivación y la consistencia. Estas estrategias ayudan a las personas a superar obstáculos comunes, como la falta de tiempo o la percepción de que el ejercicio es una tarea difícil. Al centrarse en lo que cada individuo quiere y puede hacer, el plato de actividad física empodera a las personas para tomar el control de su salud.

La importancia de la personalización
El plato de actividad física se adapta a las necesidades y objetivos individuales, lo que lo hace más inclusivo que la antigua pirámide. Por ejemplo, un adulto mayor que busca prevenir caídas puede priorizar ejercicios de estabilidad y movilidad, mientras que un joven atleta puede enfocarse en actividades de fuerza y resistencia para mejorar su rendimiento. Esta personalización no solo aumenta la efectividad del ejercicio, sino que también fomenta una relación más positiva con la actividad física, ya que las personas se sienten más motivadas cuando realizan actividades que disfrutan y que se alinean con sus metas personales.
Además, el modelo permite ajustar la intensidad y el tipo de actividad según las circunstancias diarias, como el tiempo disponible o el nivel de energía. Esto lo convierte en una herramienta práctica y accesible para personas de todas las edades y niveles de condición física.
Repensando la promoción de la actividad física
La lucha contra la inactividad física requiere un cambio de paradigma. El plato de actividad física representa una nueva forma de pensar, dejando atrás la rigidez de la pirámide y adoptando un enfoque más armonioso y centrado en el individuo. Este modelo no solo promueve la salud física, sino también la autonomía y el bienestar integral, al permitir que cada persona diseñe su propio plan de actividad física basado en sus preferencias y necesidades.
En palabras de Pablo Picasso, “todo acto de creación es, ante todo, un acto de destrucción”. Es hora de desmantelar la pirámide de actividad física y construir algo nuevo en su lugar. El plato de actividad física no solo refleja los avances científicos, sino que también responde a las necesidades de una sociedad diversa y en constante cambio.
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