El Comité Olímpico Internacional (COI) ha estado agregando disciplinas deportivas como el rugby con el objetivo de atraer a nuevas audiencias desde los Juegos Olímpicos de Atlanta ’96.
La inclusión de deportes en el programa olímpico siempre genera opiniones diversas. Hay agradecimientos y descontentos, ganadores y perdedores, celebraciones y frustraciones.
Es comprensible, ya que para la mayoría de los deportes, convertirse en deporte olímpico representa un avance significativo que es difícil de medir. Es como romper el caparazón de un microcosmos que nunca podría experimentar una expansión similar a la que ofrece ser parte del mundo olímpico.
A pesar de las controversias y las opiniones, las decisiones del COI en las últimas décadas han tenido una lógica bastante clara. El enfoque principal ha sido atraer a nuevas audiencias, ofrecer espectáculos más cortos, diversificar la participación de países y medallistas, y especialmente, revitalizar el olimpismo a través de competiciones que atraigan al público joven.
El básquet 3×3, el BMX freestyle, el surf, el skateboard y, más recientemente, el breaking son claros ejemplos de esta estrategia. De hecho, la mayoría de estas disciplinas tuvieron éxito en los Juegos Olímpicos de la Juventud (YOG). No sería sorprendente ver en el futuro una versión más rápida del remo individual, por ejemplo, al igual que ocurrió hace cinco años.
Es comprensible que muchos deportes tradicionales, e incluso algunos ancestrales, expresen su frustración. Algunos siguen en la lista de espera para obtener o recuperar su estatus olímpico. Otros se molestan al tener que modificar sus reglas o características para hacer el espectáculo más comprensible y atractivo para audiencias cada vez más fragmentadas. Además, algunos comienzan a sentir la amenaza de los deportes electrónicos (eSports), aunque es difícil imaginar competiciones virtuales en el programa olímpico tradicional.
En cualquier caso, lo fundamental es encontrar la manera de adaptarse a los tiempos actuales: competiciones fáciles de entender, participación diversa de países, poco tiempo en el calendario y un espectáculo ágil.
El ejemplo del rugby
El rugby es un ejemplo destacado de un deporte que logró recuperar su estatus olímpico después de un siglo, aunque de manera casi insignificante. El de quince jugadores estuvo presente en cuatro ocasiones: tres en 1900 (ganada por Francia), dos en 1904 (ganada por Australia), dos en 1920 y tres en 1924, ambas ganadas por Estados Unidos. El hecho de que en cuatro ediciones solo haya habido diez equipos y que en dos de ellas no se hayan completado los podios explica en parte por qué la relación con los Juegos Olímpicos fue breve. Asimismo, por qué pasaron casi 90 años para que se reconciliaran.
El rugby reducido fue uno de los casos en los que el olimpismo utilizó los Juegos Olímpicos de la Juventud como prueba. El debut del rugby en los Juegos Olímpicos principales en Río fue precedido por la introducción del rugby seven en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing. Esto tuvo gran éxito gracias a la rapidez del espectáculo, la dinámica de los partidos de dos tiempos de siete minutos y el alto nivel alcanzado por las principales selecciones. Históricamente, aquellos que mostraban habilidades con las manos, velocidad y resistencia en el rugby de quince jugadores también jugaban rugby seven.
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Fuente: Rugby 7s: los deportes olímpicos que llegaron para quedarse
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