Moverse en el día a día ya aporta beneficios para la salud

Muchas personas creen que para realizar actividad física es necesario hacer algún tipo de deporte. Sin embargo, las acciones cotidianas ya tienen beneficios para la salud como por ejemplo subir rápidamente una pendiente

Cuando el médico receta a un paciente la práctica de actividad física regular, muchos piensan en ejercicios intensos en gimnasios o en otros espacios deportivos. Sin embargo, como define la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física es «cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía».

En este sentido, movimientos como caminar, saltar, subir y bajar escaleras, agacharse, levantar algún tipo de material, entre tantos otros que se pueden ejecutar en el día a día, son prácticas de actividad física.

El deporte es un ejercicio físico planificado, estructurado y repetitivo. Como afirma el biólogo Santiago Campillo, en un artículo publicado en Vitonica, «el ejercicio tiene como objetivo la mejora o el mantenimiento de uno o más componentes de la aptitud física. Por tanto, la actividad física involucra el deporte pero también otras actividades que incluyen el movimiento corporal”.

La actividad física se puede realizar en diferentes ambientes, momentos y también intensidades. La intensidad varía según la velocidad en que se realiza una actividad, o también a partir de la magnitud del esfuerzo físico.

La OMS indica que una actividad moderada es aquella que acelera de forma perceptible el ritmo cardíaco. Ejemplos de ejercicios moderados son las tareas de limpieza doméstica como barrer el suelo. También lo son pasear el perro, cargar pesos ligeros y hacer pequeños trabajos de mantenimiento en la casa.

La actividad física intensa es entendida como un ejercicio que provoca una respiración rápida y un aumento sustancial de la frecuencia cardíaca. Algunos ejemplos de ejercicios intensos son la natación, los juegos competitivos, el footing o subir una calle a paso rápido, entre otros.

La falta de tiempo

Una de las razones más dadas en los consultorios es que falta tiempo para practicar deporte. Pero realizar movimientos durante el día, cambiando algunas costumbres, ya podría representar beneficios para la salud.

Subir escaleras en lugar de tomar un ascensor. Caminar unas manzanas a pie, en lugar de optar por un automóvil. Levantarse de la silla en el trabajo algunas veces durante la jornada laboral. Optar por actividades al aire libre en que se pueda mover el cuerpo los fines de semana. Estos son ejemplos de simples actividades físicas que pueden ser habituales, sin ninguna complicación de horario, financiero o de esfuerzo, y permiten disminuir los riesgos de problemas de salud.

Como afirma el biólogo Santiago Campillo, «tenemos un amplio abanico de opciones para elegir. Lo que hagamos es decisión nuestra, pero hacer algo es una necesidad «, defiende.

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Fuente: Muévete más en tu día a día: así impacta la actividad física diaria en beneficio de tu salud

¿Qué se entiende por actividad moderada y actividad vigorosa?

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