Desafíos para asegurar la competitividad de la industria automotriz

La industria automotriz en España se encuentra en medio de una transformación integral para mantener su competitividad frente a los retos y tendencias globales, así como los cambios en los hábitos de consumo. 

Uno de los desafíos más significativos para el sector es la transición hacia la movilidad sostenible. Con la llegada de los vehículos eléctricos, la industria se ve obligada a adaptarse completamente, modificando sus cadenas de suministro y ensamblaje.

En la actualidad, solo el 9% de los vehículos vendidos en España son eléctricos. Esto en comparación con el promedio del 25% en la Unión Europea o el 24% en China. Sin embargo, un estudio reciente confirma que el 65% de los consumidores españoles preferiría adquirir un modelo eléctrico al comprar un vehículo nuevo. Las proyecciones indican que para el año 2035, el 25-30% de las ventas seguirán siendo de vehículos de combustión interna. Esta tasa de adopción se considera insuficiente si la Unión Europea ratifica su intención de prohibir la venta de vehículos de combustión interna.

A pesar de estos desafíos, la industria automotriz afronta esta transformación desde una posición de liderazgo. Con 11 fábricas distribuidas en todo el país, España es el segundo fabricante de automóviles más importante de Europa. Además, cuenta con una sólida industria auxiliar compuesta por más de 700 compañías en el sector de componentes de automoción. Sin embargo, es importante tener en cuenta que España no tiene ningún grupo automotriz de origen nacional. Incluso, tiene una de las tasas más bajas de inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

En este contexto, la viabilidad futura se basa en dos elementos clave: acelerar la transición hacia los vehículos eléctricos y mantener la competitividad industrial. Para lograr esto, es necesario actuar tanto desde la perspectiva del consumidor como desde el ámbito industrial. Sin olvidar el apoyo de las administraciones públicas y las asociaciones.

Desde la perspectiva del consumidor, es necesario impulsar programas públicos de incentivos a la compra que fomenten la renovación del parque automotor, el cual es el segundo más antiguo de Europa con una edad promedio de más de 13 años, así como su progresiva electrificación. También es fundamental fortalecer la infraestructura de carga eléctrica, con el objetivo de alcanzar 350,000 puntos de recarga para 2035.

Por otro lado, desde la perspectiva industrial, es crucial llevar a cabo la reconversión del sector de componentes, migrando de la fabricación de componentes para vehículos de combustión interna hacia una nueva industria auxiliar con un enfoque mucho más tecnológico y digital.

Para realizar esta transformación y garantizar la viabilidad futura y la competitividad de la industria automotriz en España, se requerirá una inversión de más de 150,000 millones de euros hasta 2035. Esto asegurará la transformación de la industria a través de la electrificación y la renovación del parque automotor, el desarrollo de infraestructuras de carga, el impulso del talento, la inversión en I+D+i y la producción de baterías, entre otros aspectos. Durante esta transición hacia la electrificación, es importante atraer la inversión necesaria para no quedarse rezagados en la construcción de gigafactorías.

Las materias primas esenciales para la fabricación de baterías, como el cobalto, el litio o las tierras raras, merecen una mención especial. La Unión Europea produce solo el 1% de estos materiales, lo que nos hace depender totalmente de otros mercados, principalmente asiáticos. Por lo tanto, se necesitan medidas como la creación de una red de Agencias Europeas que mitigue los riesgos, las interrupciones en el suministro o los aumentos de precios. Además, es importante apostar por políticas que fortalezcan la industria y garanticen su competitividad. Asimismo, identificar y monitorear las materias primas críticas para el sector.

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Fuente: Los retos para asegurar la competitividad de la industria automotriz

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