En las últimas décadas, el aumento global de la obesidad y los factores de riesgo cardiometabólicos, como la hiperglucemia y la hipertensión, ha llevado a la búsqueda de estrategias dietéticas sostenibles para mejorar la salud. Entre estas, el ayuno intermitente ha ganado popularidad como una alternativa a las dietas tradicionales de restricción calórica continua (CER). Pero, ¿qué tan efectivas son estas estrategias para reducir el peso corporal y mejorar otros marcadores de salud? Una revisión sistemática ofrece una visión integral sobre el tema, evaluando no solo la eficacia del ayuno intermitente frente a la CER, sino también entre sus diferentes modalidades.
Entendiendo el ayuno intermitente: modalidades y características
El ayuno intermitente no es un concepto único, sino que abarca diversas estrategias que alternan períodos de ingesta energética restringida con períodos de alimentación sin restricciones. Una de las modalidades más conocidas es la alimentación con restricción de tiempo (ATR), que organiza las horas de alimentación y ayuno dentro de un ciclo de 24 horas. Un ejemplo popular de esta estrategia es el método 16:8, que consiste en un período de ayuno de 16 horas seguido de una ventana de alimentación de 8 horas.
Otra modalidad ampliamente estudiada es el ayuno en días alternos (ADF), que implica alternar días de ayuno con baja ingesta calórica con días de alimentación sin restricción. Esta estrategia se caracteriza por su estructura clara y su potencial para mejorar la adherencia de las personas que la practican. Por último, el ayuno de día completo (ADC) combina días completos de ayuno con días de alimentación sin restricciones. Un ejemplo de esta modalidad es la dieta 5:2, en la que se ayuna dos días a la semana y se come normalmente los otros cinco días.
Estas modalidades ofrecen flexibilidad y adaptabilidad, lo que puede facilitar su implementación en diferentes contextos. Sin embargo, su eficacia varía según la duración del seguimiento y la población estudiada.
Resultados del metanálisis: peso corporal y marcadores cardiometabólicos
El metanálisis evaluó los efectos del ayuno intermitente, la CER y las dietas sin restricción en factores como el peso corporal, el índice de masa corporal (IMC), los lípidos, la glucosa en ayunas y la presión arterial. Los hallazgos revelaron que todas las estrategias dietéticas lograron reducciones leves a moderadas en el peso corporal en comparación con las dietas sin restricción. Sin embargo, el ADF destacó como la modalidad de ayuno intermitente más efectiva, mostrando beneficios adicionales en comparación con la CER y otras estrategias de ayuno.
El análisis mostró que el ADF fue más efectivo para reducir el peso especialmente en estudios de corto a mediano plazo (menos de 24 semanas). Esto podría atribuirse a la facilidad de adherencia al ADF, que alterna días de restricción con días de alimentación normal. Además, el ADF también fue más efectivo para reducir el colesterol total y los triglicéridos, lo que sugiere un impacto positivo en la salud cardiovascular. Por otro lado, el ADC mostró beneficios limitados en comparación con la ATR y la CER.
En cuanto al control de la glucosa y la presión arterial, todas las estrategias de ayuno intermitente mostraron mejoras en la glucosa en ayunas y la presión arterial diastólica. Sin embargo, no se observaron diferencias significativas en la hemoglobina glucosilada (HbA1c) ni en el colesterol HDL. Esto sugiere que los beneficios del ayuno intermitente pueden ser más notables en ciertos marcadores que en otros.

Limitaciones y desafíos a largo plazo
Si bien los resultados a corto plazo son prometedores, los beneficios del ayuno intermitente tienden a disminuir en estudios de mayor duración. La adherencia a estas dietas es un desafío importante, ya que puede disminuir con el tiempo, limitando su efectividad sostenida. Además, la adaptación metabólica, como la reducción del gasto energético en reposo, podría influir en la pérdida de peso a largo plazo.
Otra limitación es la falta de estudios de alta calidad con duraciones superiores a 52 semanas. Esto dificulta evaluar el impacto a largo plazo del ayuno intermitente en la salud cardiometabólica y los resultados cardiovasculares. También es importante considerar que la mayoría de los estudios se han realizado en poblaciones con sobrepeso u obesidad, por lo que se necesitan investigaciones adicionales en personas con enfermedades metabólicas crónicas o en poblaciones más diversas.
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