La fiabilidad del semáforo nutricional se ha visto cuestionada en las últimas semanas. La clasificación, que determina de manera visual si un producto es más o menos saludable, ha etiquetado con la peor puntuación al aceite de oliva.
A mediados de 2021 está prevista la inclusión del Nutriscore o semáforo nutricional en los supermercados españoles. Esta etiqueta representa de manera muy visual a través de cinco letras y colores lo saludable o no que es un alimento. La A de color verde oscuro es la mejor puntuación, mientras que la E roja es la peor. El sistema se basa en la valoración de los aportes nutricionales positivos y negativos que contienen los productos procesados envasados. Nutriscore ya está implantado en países europeos como Países Bajos, Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Suiza y Francia.
Como mencionábamos, España tiene pensado implantar la clasificación durante el primer cuatrimestre de este año. Sin embargo, la polémica que rodea al aceite de oliva, entre otros productos como el jamón, podría disminuir su credibilidad.
En busca del equilibrio
Existe un punto común acerca de la necesidad de encontrar un sistema de etiquetado comprensible y de confianza para el consumidor. Nutriscore es una herramienta aún por pulir, según indica Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra y coordinador del estudio Predimed. Para el experto, “resulta fundamental que los sistemas de cálculo se adapten a la dieta mediterránea que caracteriza a nuestro país, pues si no se hace esa adecuación corremos el riesgo de que ciertos productos que son saludables pudieran ser penalizados por el sistema, como se ha visto con el aceite de oliva o con el jamón”.
Por otro lado, desde la Organización de Consumidores y Usuarios, defienden este semáforo nutricional como un etiquetado útil que cobra sentido únicamente con alimentos procesados. Con aquellos de un solo ingrediente carece de funcionalidad puesto que todos son prácticamente iguales independientemente de la marca. Véase el caso del aceite, los huevos, el azúcar o la miel.
Ventajas reales
Dejando de lado las disparidades, Nutriscore ha demostrado servir al consumidor de manera efectiva. Este toma decisiones alimentarias más saludables ya que se trata de un etiquetado inteligible en comparación con el actual en nuestro país. Además, cuenta con la evidencia científica de contribuir a la reducción de la mortalidad. “Cuando se opta por productos con las mejores puntuaciones de Nutriscore, se reduce la mortalidad total. Es decir, cuantos más ultraprocesados clasificados con la letra D o E se consumen, aumenta el riesgo de muerte prematura por todas las causas hasta un 82%”, concluye Martínez-González. El experto recomienda el consumo de alimentos que no necesiten etiquetado como la solución más eficaz.
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Fuente: ¿Qué es Nutriscore? Las claves del semáforo nutricional
El drama de Nutriscore: los Chocapic son más «saludables» que el jamón o el aceite de oliva
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