Una estación de esquí ubicada en Cataluña, España, es administrada por el gobierno para garantizar la económica local de la población que vive en la zona rural
En Europa es época de esquiar. En diferentes partes remotas el turismo rural asociado a la práctica de este deporte consigue mantener una población activa en los pueblos en las montañas y favorece el desarrollo sostenible de la región.
No obstante, en algunos casos se necesita la inyección de inversiones por parte del gobierno. Un ejemplo es la estación de esquí Boí Taüll, en Cataluña, España. Los moradores de la región conmemoran la decisión de la Generalitat, institución que gobierna la comunidad autónoma catalana, de asumir la gestión de la estación de esquí e invertir 1,3 millones de euros para garantizar la inauguración de la temporada.
Este valor se suma a 1,7 millones invertidos desde la compra por parte del gobierno en 2014. Con la crisis, la estación tuvo que cerrar las puertas y el gobierno asumió el espacio y la planta.
El dueño de una empresa local de trabajos forestales y de biomasa para calderas y calefacción, Ricard Baró, comenta acerca de la decisión del gobierno que “indirectamente todo el mundo sale ganado si la temporada de esquí va bien”.
El alcalde Joan Perelada, de la ciudad donde se ubica la estación Vall de Boí, afirma que si las pistas se cerraran la situación podría ser dramática para la población local. “Si dejasen caer las pistas, desaparecería prácticamente la temporada de invierno”, dijo el alcalde al periódico El País.
La estación de esquí emplea a 63 personas de manera directa y cuenta con 75 trabajadores en el resort.
Fomentar el desarrollo de las zonas rurales es fundamental para el desarrollo sostenible, que estimula una economía verde, evitando las concentraciones demografías y la migración a los grandes centros urbanos.
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Fuente: “Sin las pistas aquí no viviría nadie”
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