Dormir suficientes horas no solo es vital para el bienestar, sino que también desempeña un papel crucial en la protección contra la demencia. Investigaciones recientes han demostrado que la falta de sueño o la mala calidad del sueño pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
La demencia, caracterizada por la pérdida progresiva de la memoria y las habilidades cognitivas, afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien existen múltiples causas de la demencia, el Alzheimer es la forma más común. Los científicos han observado que la demencia se asocia con una pérdida gradual de las neuronas. Por lo tanto, comprender los factores de riesgo que contribuyen con el desarrollo de la demencia es crucial.
Pese a que la edad y la genética son factores de riesgo no modificables para la demencia, existen hábitos de vida que pueden ser controlados. Aspectos como la depresión, la falta de actividad física, el aislamiento social, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y el mal sueño se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar demencia. Por lo tanto, abordar estos factores de riesgo modificables es esencial cuando se busca promover la salud cerebral y protegerse contra la demencia.
La asociación entre la pérdida del sueño y la demencia
Un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association Neurology analizó la asociación entre la pérdida de sueño de onda lenta (SWS, por sus siglas en inglés) y la incidencia de demencia. El sueño de onda lenta abarca etapas profundas y restauradoras del sueño que facilitan procesos como la eliminación de proteínas asociadas con la enfermedad de Alzheimer. El estudio incluyó a participantes del Framingham Heart Study y utilizó la polisomnografía (PSG) nocturna para medir las variables del sueño en dos períodos diferentes: de 1995 a 1998 y de 2001 a 2023. Los participantes fueron adultos de 60 años o más y sin demencia en el momento del segundo PSG.
Los hallazgos revelaron una correlación entre la pérdida de SWS y el riesgo de desarrollar demencia. A medida que la gente envejece y tiene un mayor riesgo genético de padecer la enfermedad de Alzheimer, su porcentaje de sueño de ondas lentas disminuye. Además, la disminución del sueño profundo está vinculada con un mayor riesgo de desarrollar demencia. Estos resultados sugieren que la pérdida del sueño de ondas lentas podría ser un factor modificable de riesgo para la demencia. Un sueño adecuado garantiza que el cerebro tenga suficiente tiempo para la reparación celular y la eliminación de desechos. Además, los hallazgos han demostrado de manera consistente que los trastornos del sueño a largo plazo o el mal sueño constante pueden provocar deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Es crucial priorizar patrones de sueño óptimos y cultivar hábitos de sueño saludables.
Algunos hábitos para mejorar la calidad del sueño
La buena noticia es que existen varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño y apoyar la salud cerebral. Establecer una rutina regular de sueño, mantenerse físicamente activo, gestionar los niveles de estrés, crear un entorno propicio para el sueño, evitar la cafeína y los dispositivos electrónicos antes de acostarse, y buscar tratamiento para cualquier trastorno del sueño subyacente son algunas medidas que han demostrado ser efectivas.
En conclusión, comprender la importancia de un sueño reparador como factor protector contra la demencia es esencial para todos, especialmente en el campo de la gerontología. Promover la calidad del sueño y abordar los problemas relacionados con el sueño puede ser fundamental para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y optimizar la salud cerebral.
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Fuentes: Association Between Slow-Wave Sleep Loss and Incident Dementia