El entrenamiento con pesas minimiza los efectos de la sarcopenia o la pérdida progresiva de masa muscular. Asimismo, salir a caminar, nadar e incluso reír ayudan a frenar el deterioro cognitivo.
El desgaste muscular se inicia mucho antes de lo que se piensa. Comúnmente la sarcopenia comienza a partir de los 40 años y va aumentando con el paso del tiempo. Al llegar a la edad de los 80 años, algunas personas sólo conservan el 15% de masa muscular.
Rosa López Mongil, coordinadora del grupo de trabajo de Alimentación y Nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), sostiene que «El riesgo de sarcopenia se inicia a los 50 años, cuando se tiende más al sedentarismo. Por eso, nos tenemos que tomar muy en serio el fortalecimiento de los músculos, más que cuando somos jóvenes».
Para combatir los efectos de la sarcopenia, los expertos recomiendan mantener una rutina de ejercicios de fuerza con pesas. Los ejercicios de resistencia y las clases colectivas también son un buen punto de partida para fortalecer la musculatura.
No obstante, otro tipo de rutinas también son efectivas para combatir la sarcopenia ya que para algunas personas el entrenamiento de fuerza resulta poco agradable. Los profesionales afirman que salir a caminar, bailar, caminar o incluso reír también ayudan a minimizar la pérdida de musculatura y a reducir los dolores consecuentes. Lo importante es mantenerse activos y evitar el sedentarismo.
Numerosos estudios demuestran que la actividad física es uno de los frenos fundamentales a los efectos del deterioro físico y mental. Investigaciones, como la publicada recientemente en el Mayo Clinic Proceedings, confirman que la actividad física reduce la mortalidad incluso cuando existe deterioro cognitivo.
David Martínez-Gómez, coautor del estudio, explica que “promover la actividad física entre individuos cognitivamente frágiles es crucial porque existe un margen de mejoría y de aumentar su supervivencia”. Los investigadores del estudio hacen un llamamiento a las instituciones de salud pública para prescribir más ejercicio físico, cuya práctica puede reducir el consumo excesivo de medicamentos.
Asimismo, es imprescindible mantener una dieta de calidad y rica en proteínas. López Mongil aconseja seguir una dieta mediterránea y el consumo elevado de proteínas vegetales como las legumbres. Se recomienda el consumo de un huevo al día y la disminución de productos lácteos en la dieta.
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Fuente: Por qué a los 80 años hay que hacer pesas
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