Los países deben adaptarse a los cambios que generará una población con rápido envejecimiento
El siglo XXI plantea para los gobiernos un gran reto: mantener el crecimiento de sus economías con una población que envejece rápidamente. Las cifras indican que le hemos ganado terreno a la muerte; los pronósticos indican que se ampliaría la expectativa de vida en todo el mundo, de los 48 años en 1950, a 77,1 años en el 2050. Pero esta victoria de la humanidad implica también un reto, pues se hace necesario realizar ajustes a nivel económico y legal para mantener una la adecuada marcha de las naciones, en un entorno en el que se incrementa rápidamente la cantidad de personas jubiladas, hay una baja de la tasa de la natalidad, se reducen los niveles de productividad y se pueden producir desequilibrios en las cuentas públicas. Se avecinan cambios importantes en la demografía de todos los países y algunos especialistas como Bija Ma, analista del Bank of America Merril Lynch, opinan que es necesario prepararse para los cambios que se aproximan, «siendo una obligación para los gobiernos, las empresas y los propios ciudadanos».
Se calcula que a mediados de siglo la población con más de 60 años ascendería a 2,100 millones de personas, frente a los 900 millones que se registran en la actualidad, además se calcula que la edad media de las personas será de 36 años, incrementándose en 7 años la edad promedio respecto a las cifras actuales.
El envejecimiento de la población implica que aumentará la cantidad de personas que no están en edad de trabajar. A nivel global la cantidad de personas mayores de 60 años de superará a la cantidad de menores de 15 años en el año 2050, y a partir de esa fecha la población de personas de la tercera edad se mantendría con un crecimiento estable, mientras que el crecimiento de la población de menores de 15 se estancaría. Algunos países se verán obligados a abrir las puertas a ciudadanos extranjeros para cubrir puestos de trabajo.
Richard Tufft, analista de Goldman Sachs, indica que Europa, para equiparar el volumen de mano de obra de Estados Unidos, debería recibir cada año, durante los próximos 10 años, aproximadamente 1,8 millones de habitantes en edad activa. Pero Estados Unidos deberá enfrentar la presión por sostener el incremento de pensiones para los jubilados, porque entre el 2010 y el 2020 cada día se jubilarán aproximadamente 10 mil baby boomers, la generación que representa la explosión demográfica que experimentó Estados Unidos entre 1946 y 1964.
Otros países deben enfrentar retos relacionados a los cambios en la demografía en las próximas décadas. Para el 2020 en Japón habría solo 2,1 trabajadores por cada pensionista, en China la población en edad de trabajar ya alcanzó su límite, y en Corea del Sur la tasa de fertilidad ha caído de seis hijos en 1950 a solo 1,3.
Como consecuencia del envejecimiento de la población, habría menor demanda interna, mayor presión fiscal, aumento del gasto en sanidad y caída en los ingresos fiscales. El nivel de incremento en el gasto sanitario obligará a algunos países a trasladar esa carga hacia el sector privado.
Las pensiones son otro tema que añadirá presión a los gobiernos en el mediano plazo. De acuerdo a los cálculos de la OCED, el gasto público de pensiones en relación al PBI pasará de 9.5% en el 2015 al 12% en el 2050. Kathleen Boyle , analista de Citi, indica que muchas personas desearán vivir una jubilación feliz recibiendo los frutos de su trabajo, pero «no hay dinero suficiente para garantizar esa aspiración», indica la especialista. Se calcula que el desfase presupuestario en el tema de pensiones, tomando en cuenta a 20 países de la OCDE, alcanzaría los 78 mil millones de dólares, cifra que representa del doble de al suma de su deuda pública actual.
El envejecimiento de la población tendrá también un impacto a nivel político, porque ese segmento de población favorecerá con votos a aquellos partidos que garanticen atención a las necesidades de ese segmento de la población. Se debe atender además que los adultos mayores en Estados Unidos serán un segmento importante al final de la década, contando con un presupuesto para gasto de 15 mil millones de dólares, y los analistas indican que estarán dispuestos a gastar en servicios relacionados a la salud, ocio, viajes y otros productos.
Los estudiantes de Gerontología de FUNIBER se preparan para brindar servicios de salud y cuidados para mejorar la calida de vida de las personas de la tercera edad, logrando brindar servicios de calidad para un segmento de población en crecimiento.
Fuente: Elpaís
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