En las primeras etapas de la educación, las historias narradas tienen una gran importancia para la formación de los niños, especialmente en el campo de la educación emocional.
Además de poder captar la atención a través de la narrativa de la historia, la expectativa del desarrollo y el final, los oyentes también buscan identificarse con los personajes y con lo que sucede en los cuentos.
Actualmente, sabemos la importancia de las emociones para un mejor aprendizaje. También se conoce sobre el potencial de la educación emocional para el desarrollo de habilidades cognitivas y la influencia en la socialización, la resolución de problemas y el bienestar.
Los cuentos, herramientas importantes en clase
La narración es un recurso lúdico que permite, a través de las historias de otras personas, crear empatía estimulando emociones básicas como la tristeza, la alegría, el miedo, la ira y la ternura. Estas emociones se pueden activar cuando se trabaja con distintos materiales que exploran tanto los sentidos como la imaginación.
Las ilustraciones permiten desarrollar el reconocimiento visual con emociones y pensamientos, creando conexiones que serán importantes para la formación del conocimiento. Hoy en día vivimos en una sociedad repleta de imágenes. Ser consciente de qué imágenes se usan y cuándo usarlas para contar una historia es esencial para mejorar la alfabetización visual.
También poder utilizar correctamente los sonidos en la narración estimula la escucha y la diferenciación entre entonaciones vocales. Una buena narración oral permite la adquisición del lenguaje y mejora la capacidad de atención y concentración.
El tacto es otro sentido muy importante, cada vez más utilizado en los libros infantiles. La posibilidad de jugar con un libro, tocar las páginas, sentir la textura del papel y diferentes materiales, utilizar muñecos como personajes o recrear los espacios donde se desarrollan las historias ayudan a desarrollar los sentidos del tacto.
La memoria olfativa también puede ser relevante. Por ejemplo, llevar olores a clase y explorar historias que trabajen con este sentido puede trabajar la concentración y la capacidad de atención ante lo que nos rodea, reduciendo ansiedades y favoreciendo la conciencia del propio cuerpo.
Ayudando con las emociones
Para trabajar con las emociones, además de utilizar los sentidos, son importantes los temas narrados. Por lo tanto, hay que buscar historias adecuadas para cada edad por el interés que pueden provocar en los niños y por su capacidad para estimular la interacción y la asociación.
En el aula, estos temas pueden ser explorados a partir de la observación por parte de los profesores sobre los comportamientos que perciben entre los niños, cuando hay conflictos, miedos y ansiedades que pueden ser trabajados en clase.
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Fuente:
La educación emocional a través de los cuentos: el poder que se esconde tras una buena narración
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