Integrar el modelo tradicional y el de competencias sin una proyección a futuro, reduce sus beneficios y afecta al sector educativo.
Una de las principales consecuencias del paso del tiempo es que las tecnologías avanzan y los estudiantes cambian. Esto repercute en los modelos educativos, puesto que tienen que mantener un ritmo acelerado de adaptación que les permite brindar la mejor educación. Es por eso que surge la duda de si resulta mejor un modelo de competencias o si el modelo tradicional de acumulación de conocimientos sigue siendo efectivo.
Modelo tradicional
El centro del modelo educativo tradicional continúa siendo el examen clásico, una evaluación tradicional que mide los conocimientos. Se considera parcial y aleatoria en comparación con las competencias y sistemas de evaluación que se basan en retos y metodologías de trabajo cercanas a la demanda actual.
Falta de motivación
Las horas que se pasan dentro de un aula y la sucesión imparable de pruebas de evaluación y entregas de trabajo no terminan de motivar al alumnado. Sin embargo, las nuevas propuestas innovadoras tampoco han servido de mucho, ya que representa un doble esfuerzo para los docentes y alumnos.
El modelo educativo actual es una mezcla de lo tradicional, como la base memorística, lecciones magistrales y estudio individual, y lo nuevo, a través de la experimentación, proyectos de emprendimiento, interés por estimular capacidades y desarrollo de habilidades. Al final, todo junto resulta en un caos que entorpece los beneficios de cada modelo.
La dificultad de integrar de manera adecuada ambos modelos resalta la necesidad de hacer un cambio dentro del sector educativo y una proyección a futuro.
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Fuente: ¿Enseñanza tradicional o por competencias? La difícil transición de modelo educativo
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