¿Liderazgo o gestión?

La gestión es importante dentro de una empresa, pero no debe confundirse ni opacar al liderazgo.

La gestión del cambio se ha convertido en un tema importante. En los negocios se están viviendo constantes transformaciones. Debido a su velocidad y profundidad, las empresas se encuentran en un estado permanente de adaptación. Es por ello que resulta necesario conocer la diferencia que existe entre el concepto de gestión y el de liderazgo para su correcta aplicación en los procesos de cambio.

En cuanto a la gestión, las empresas se enfrentan a una realidad persistente: no saben gestionar bien el cambio. El problema se mantiene presente a pesar de la retórica, atención e inversión en ello. 

¿Qué importancia tienen la gestión y el liderazgo en el éxito del cambio?, pregunta el profesor de Harvard, John Kotter, durante sus clases. La respuesta siempre es la misma: “El liderazgo un 80% y la gestión un 20%”. A partir de ahí pregunta: En términos porcentuales ¿Cuánto tiempo se dedica a la gestión frente al liderazgo?. En esta ocasión la respuesta es opuesta: “Un 80% a la gestión y un 20% al liderazgo”. De ahí que, según la experiencia de muchos directivos, en los cambios suele verse más gestión que liderazgo. Pero, ¿qué significa esto?  

Contraste entre gestión y liderazgo

La gestión es principalmente transaccional. Esto significa que opera y mantiene. Se trata de aceptar objetivos y significados dados, controlar, monitorear y centrarse en las tareas. Su orientación es a corto plazo y suele centrarse más en los detalles y procedimientos

Por otro lado, el liderazgo es transformador. Consiste en desafiar y cambiar, crear nuevas visiones y significados, empoderar, inspirar y trascender. Además, su orientación es a largo plazo y se centra en la visión global.

Ausencia de liderazgo 

El liderazgo dentro de un proceso de cambio suele interpretarse como gestión. Esto se debe a que los responsables dentro de las organizaciones se enfocan en el diseño, desarrollo de estrategias sobre la ejecución y el establecimiento de programas y proyectos. El resultado de esto se traduce en no pensar en cómo se debe liderar el cambio. Se le resta valor y atención, ocasionando una gestión egocéntrica, reactiva e impulsiva.

La verdadera esencia del liderazgo debería significar el establecimiento de metas y prioridades, formar equipos, asignar recursos y monitorear el progreso para garantizar previsibilidad y control. 

“El 100% de los clientes son personas y el 100% de las empresas son personas. Si no entendés a la gente no entendés el negocio. Eso es 100% liderazgo”, concluye el autor Simon Sinek.

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Fuente: Diferencias entre liderar y gestionar el cambio en nuestras empresas

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