El envejecimiento de la población es un fenómeno creciente a nivel mundial, y con ello se incrementa la incidencia de las enfermedades asociadas a la vejez, como la fragilidad.
Ante esta situación, es fundamental buscar estrategias que atenúen el deterioro relacionado con el envejecimiento y sus consecuencias. Un método ampliamente estudiado y respaldado es el ejercicio físico regular, siendo la intervención supervisada la más comúnmente analizada en la literatura científica.
Sin embargo, la intervención con ejercicio supervisado (SUP) puede presentar dificultades para algunos adultos mayores, ya sea por las restricciones físicas o económicas, la falta de acceso a las instalaciones deportivas, las condiciones climáticas adversas, la distancia desde su residencia, la falta de tiempo, el ambiente intimidante de los gimnasios o las imposiciones de los confinamientos derivados de la pandemia del COVID-19.
En este sentido, surge la alternativa de la intervención con ejercicio no supervisado (UNSUP), que se alza como una opción práctica y potencialmente efectiva. De acuerdo con algunos estudios previos, se ha observado que la UNSUP puede mejorar la condición física y la salud de los adultos mayores. Sin embargo, existen disparidades en relación a si sus beneficios son equiparables a los obtenidos mediante la SUP.
Ejercicio supervisado vs ejercicio sin supervisión
Para arrojar luz sobre esta cuestión, se realizó una revisión sistemática y un metaanálisis de algunos ensayos controlados aleatorizados. En esta investigación, se analizaron 34 estudios con un total de 2,830 participantes mayores de 60 años. Se comparó la seguridad, las tasas de asistencia y la eficacia de la SUP versus la UNSUP en medidas de la función física y los resultados de bienestar en los adultos mayores. Los resultados demuestran que la SUP proporcionó beneficios significativamente superiores, principalmente en la fuerza de extensión de la rodilla, en comparación con la UNSUP. Además, se detectaron beneficios superiores cuando los participantes completaban al menos el 66% de las sesiones de entrenamiento asignadas.
A pesar de esto, se destaca que ambas intervenciones son seguras, con tasas de asistencia similares, lo que sugiere que la UNSUP puede ser una herramienta rentable para mejorar la función física y el bienestar en esta población cuando la SUP no sea factible.
En resumen, este estudio respalda la eficacia de la intervención supervisada en comparación con la intervención sin supervisión para mejorar la función física y el bienestar en los adultos mayores. No obstante, no se descarta la intervención sin supervisión. Como siempre, es importante tener en cuenta las particularidades individuales y consultar con los profesionales de la salud antes de realizar cualquier tipo de programa de ejercicio.
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