El reciclaje de materiales de la ropa, a través de las tiendas de segunda mano y con un modelo de producción circularizado, puede disminuir en gran medida su contaminación ambiental.
A pesar de los beneficios medioambientales de la ropa de segunda mano, existe un estigma negativo en torno a ella. Por ejemplo, la gente cree que la ropa reutilizada es sólo para las personas con menos ingresos. Pero esto no tiene por qué ser cierto, ya que en realidad puede ayudar a disminuir nuestra producción de residuos.
La gente compra más ropa cada año y la esperanza de vida de cada prenda también disminuye. De hecho, un consumidor medio compra un 60% más de ropa cada año, pero sólo usa cada prenda durante unos tres años. Esto da como resultado unos 12 kilos de ropa que se tiran cada año por persona en España y 37 kilos para los de Estados Unidos.
Cada año hay más de 92 millones de toneladas de ropa en los vertederos de todo el mundo, pero la ropa no se descompone de forma segura. Mientras el tejido desaparece, los tintes tóxicos contaminan simultáneamente el suelo y el agua. Además, materiales como el tejido sintético pueden tardar hasta cien años en descomponerse. Entonces las microfibras entran en el océano y ponen en peligro el ecosistema. La quema de ropa también contamina el medio ambiente.
Según las proyecciones futuras, el problema del vertido de basura podría duplicarse de aquí a 2030. De hecho, las industrias de la ropa representan entre el 8 y el 10% de las emisiones mundiales de C02 cada año, según datos de la ONU. Se trata de un porcentaje mayor que la combinación de las emisiones producidas por los vuelos y el transporte marítimo.
La Ley de residuos y suelos contaminados española está en proceso de intentar revertir este despilfarro. La propuesta sigue la Directiva 2018/851 europea, que explica que los excedentes textiles no pueden ser destruidos. Si se aplica, la industria de la moda tendrá que reciclar las fibras usadas para hacer nuevas prendas y luego podrá revender los materiales en los mercados de segunda mano.
Por término medio, sólo se recicla un 1% de las fibras, por lo que hay muchas posibilidades de mejorar estos esfuerzos. Se puede empezar por mejorar los canales de separación y recuperación de los textiles.
El modelo de consumo también puede transformarse para promover el reciclaje. Por ejemplo, con la fast fashion, los consumidores acaban comprando ropa de mala calidad que no dura mucho tiempo. Estas prendas tampoco se pueden reciclar fácilmente porque las fibras pobres ya no son útiles al cabo de poco tiempo. En su lugar, los consumidores pueden comprar menos ropa que esté fabricada con mayor calidad para que dure más tiempo. Esto permitirá entonces la reutilización o el reciclaje.
Sin embargo, si observamos el impacto negativo de nuestros residuos textiles en el medio ambiente, podemos animarnos a adoptar las compras de segunda mano para mejorar la situación. Ya se han producido algunas mejoras. Por ejemplo, en España, en los últimos tres años, el uso de la segunda mano ha aumentado aproximadamente un 25%. Si se continúa con esta reutilización de las prendas, podremos ir disminuyendo poco a poco los residuos y la contaminación que se produce al tirar estos materiales.
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Fuente: ¿Usar ropa de segunda mano es “de pobres”?
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