En 2011, Japón fue castigado por un intenso terremoto en el Pacífico, que provocó un devastador tsunami. Ni siquiera este país, acostumbrado y bien preparado para absorber la energía de los terremotos, pudo evitar la furia de las olas que golpearon ciudades e incluso la central nuclear de Fukushima, al norte de Tokio.
Las olas alcanzaron 10 metros de altura, y en algunas partes del país, 15. El temblor sísmico se midió en 9 grados de magnitud, y el sistema de alerta no logró predecir la intensidad de los resultados del terremoto sobre el país.
En esta ocasión, más de 18.000 personas murieron a causa de este tsunami, y aproximadamente 160.000 tuvieron que ser evacuadas de los alrededores.
La catástrofe, la mayor desde 1945, cuando el país fue golpeado por las bombas atómicas, difícilmente será olvidada por los japoneses. Tras una investigación realizada sobre la tragedia, con un informe de la Agencia Meteorológica de Japón, se cree que se podrían haber evitado muchas cosas si el aviso inicial hubiera sido más preciso.
Calculan que la devastación del tsunami generó 25 millones de toneladas de escombros, muchos de los cuales acabaron en el mar. Países como Estados Unidos y Canadá recibieron parte de estos residuos. Calculan que la catástrofe generó un coste de 200.000 millones de dólares.
Pero entre todas las consecuencias, la más grave fue el incendio de la usina de Fukushima Daiishi, en la provincia de Fukushima. La estructura de esta planta resultó ser más precaria y no pudo detener las olas de 15 metros de altura que llegaron a los generadores, bajo tierra. Toda la base de la planta se inundó y los generadores dejaron de funcionar. Sin energía, y con equipos dañados, con difícil acceso, y al día siguiente, se produjo una fuerte explosión.
La Asociación Nuclear Mundial declaró que en los días siguientes a la explosión se liberó vapor radiactivo a la atmósfera. Los equipos técnicos tardaron dos semanas en mantener estables los reactores, y la población en 20 kilómetros a la redonda fue evacuada.
El accidente provocó una gran reacción popular para la reducción de la producción de energía nuclear en el país. Por ahora, aún no está claro qué hacer con los residuos que se acumulan en la planta destruida.
Unas 40.000 personas aún no han regresado tras abandonar sus hogares. Los que viven en la región, son constantemente conscientes de los altos niveles de radiación. Se calcula que el tiempo total para limpiar la central de Fukushima, acabando con la contaminación, podría llevar entre 30 y 50 años.
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10 anos de Fukushima: o dia em que o Japão foi atingido por terremoto, tsunami e acidente nuclear
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