La demencia es un trastorno neurocognitivo que afecta a las funciones cerebrales como la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el juicio o el comportamiento. Es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo, con un crecimiento alarmante previsto para los próximos años.
En el 2020, había más de 55 millones de personas que padecían demencia. Se estima que para el año 2030, esta cifra aumentará a 78 millones, y para el año 2050 se espera que alcance los 139 millones. El costo total de la demencia en todo el mundo se estimó en 1.3 billones de dólares en 2019, y se espera que aumente a 2.8 billones de dólares para 2050. En 2020, fue la séptima causa de muerte a nivel mundial y la segunda causa de muerte en los países de altos ingresos. Ante este panorama, la prevención se ha convertido en un área de investigación crucial, centrándose en factores de riesgo modificables como la ansiedad.
La persistencia de la ansiedad y sus efectos en el riesgo de demencia
Un estudio reciente, titulado «The effect of anxiety on all-cause dementia: A longitudinal analysis from the Hunter Community Study», analizó cómo la presencia y persistencia de la ansiedad pueden influir en el riesgo de demencia a lo largo del tiempo. La ansiedad ocasional es una respuesta normal al estrés o al miedo y habitualmente es transitoria; en cambio, la ansiedad crónica , una condición en la que una persona experimenta un nivel elevado y duradero de ansiedad durante un período prolongado, se vincula con las enfermedades cardiovasculares, la apoptosis y la atrofia neuronal, que son conocidos como factores de riesgo de demencia. Los resultados revelaron correlaciones importantes e invitan a considerar la gestión de la ansiedad como una medida de prevención.
¿Cómo se realizó el estudio?
Este estudio utilizó datos longitudinales de una comunidad australiana, en el cual participaron adultos mayores entre 55 y 85 años que al inicio del estudio estaban sanos cognitivamente. El seguimiento a los participantes consistió en tres contactos, con cinco años de diferencia. Se analizó cómo la ansiedad crónica, la ansiedad resuelta y la ansiedad de nueva aparición afectan el riesgo de desarrollar demencia en los adultos mayores. La ansiedad se evaluó mediante la Escala de Distrés Psicológico de Kessler (K10) y el diagnóstico de la demencia por todas las causas se realizó mediante la consulta de registros médicos y el índice de defunciones.
Se reveló que tanto la ansiedad crónica como la de inicio reciente están asociados con un mayor riesgo de demencia por todas las causas. Sin embargo, los casos de ansiedad que se resolvieron no mostraron una asociación significativa con el riesgo de demencia. Estos hallazgos sugieren que la ansiedad puede considerarse un factor de riesgo modificable y que la gestión oportuna de la ansiedad puede desempeñar un papel importante en la reducción del riesgo de demencia.
¿Cómo se asocia la ansiedad con la demencia?
La asociación entre la ansiedad y la demencia puede explicarse por vías como la inflamación neuronal, la apoptosis celular, la atrofia cerebral e hipocampal, la formación de beta amiloide y la enfermedad cardiovascular. Es importante tener en cuenta que las personas con ansiedad tienden a tener hábitos de vida poco saludables que pueden aumentar aún más el riesgo de demencia, como una dieta no saludable, falta de ejercicio y tabaquismo. Además, el estudio reveló que la ansiedad crónica o de nueva aparición antes de los 70 años aumenta el riesgo de demencia en comparación con los que sobrepasan esa edad, lo que sugiere que la edad de exposición también juega un papel importante.
Los hallazgos de este estudio respaldan la necesidad de brindar mayor atención y cuidado en áreas como la salud mental y cómo puede impactar directamente en la salud cognitiva a largo plazo. Sin embargo, se reconoce que se deben realizar más investigaciones para confirmar estos hallazgos y explorar más a fondo los mecanismos de relación entre la ansiedad y la demencia.
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Fuente: The effect of anxiety on all-cause dementia: A longitudinal analysis from the Hunter Community Study