Un reciente estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado ha confirmado que la práctica de la jardinería, especialmente cuando se realiza en compañía, reduce las posibilidades de desarrollar cáncer y mejora tanto la salud física como la mental. Ariana Smith, una experta en terapias vegetales con años de experiencia en estas técnicas, nos explica cómo esta actividad beneficia la calidad de vida de quienes participan en ella.
El estudio llevado a cabo por la universidad estadounidense dividió a 300 personas en dos grupos. La mitad de los participantes formaron parte de un grupo de jardinería comunitaria, mientras que la otra mitad conformó un grupo de control que tuvo que esperar un año antes de empezar a cultivar un jardín. Ambos grupos fueron sometidos a encuestas periódicas sobre su dieta y bienestar mental, se les realizaron mediciones corporales y llevaron dispositivos de seguimiento de actividad física.
Los participantes del grupo de jardinería consumieron en promedio 1.4 gramos más de fibra al día que aquellos del grupo de control, lo que representa un aumento del 7%. La fibra tiene un profundo impacto en las respuestas inflamatorias e inmunológicas, y afecta a diversos aspectos, desde el metabolismo de los alimentos hasta la salud de la microbiota intestinal y la susceptibilidad a enfermedades como la diabetes y ciertos tipos de cáncer. Además, este grupo también incrementó su nivel de actividad física en aproximadamente 42 minutos por semana.
El grupo de jardinería experimentó una notable disminución en sus niveles de estrés y ansiedad, siendo los individuos más estresados y ansiosos quienes experimentaron una mayor mejoría en su salud mental.
La iniciativa de los jardines terapéuticos
Los jardines terapéuticos, una práctica común en países como Inglaterra, los países nórdicos y Japón, han demostrado durante años que cuidar de un huerto o jardín, y vincularlo con el ciclo de vida personal, ofrece beneficios significativos. Según la terapeuta Ariana Smith, las técnicas de relajación y mindfulness son más efectivas en entornos naturales, donde los aromas de las plantas y su textura, junto con el trabajo manual, contribuyen a reducir el estrés y lograr un equilibrio emocional.
Conclusiones y consejos
Dada la evidencia científica que respalda los beneficios de cultivar huertos y jardines para la salud y el bienestar, ahora es un momento propicio para unirse a las numerosas iniciativas en curso. La mayoría de las ciudades españolas cuentan con programas de huertos urbanos, con más de 20,000 disponibles. Si tienes más de 60 años, es aún mejor, ya que muchos de estos huertos forman parte de programas destinados a promover el envejecimiento saludable. Aunque en estos huertos no se brindan terapias ni asesoramiento, los participantes pueden disfrutar de los frutos de su propio trabajo, relacionarse con otros vecinos y cultivar amistades en las parcelas vecinas.
La organización y funcionamiento de cada huerto urbano dependen de las autoridades locales o entidades encargadas de su gestión, pero en esencia, el ayuntamiento proporciona un espacio destinado a huertas y asigna parcelas a los residentes para su cultivo. Si estás interesado, puedes encontrar más información en la red de huertos urbanos de tu ciudad o comunidad autónoma.
En este sentido, FUNIBER promueve estudios en el área de la gerontología, para una formación continua de los profesionales que trabajan en este campo. Estos programas son la Maestría en Gerontología y Especialización Sanitaria Aplicada.
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