La Autodisciplina, el autoconocimiento, el autocontrol o la empatía. Estos son algunos de los conceptos enmarcados en gestión emocional y que son tan o, incluso, más valorados que los conocimientos, la experiencia y la formación en el ámbito empresarial.
Cada vez es más común oír el término “inteligencia emocional” en el sector empresarial. Y es que, desde que Daniel Goleman acuñó el término y con éste tituló su obra en 1995, las empresas han ido incorporando nuevos requisitos de contratación basados en nuevas competencias cada vez más valoradas. También conocidas como soft skills o habilidades blandas, la empatía, el autocontrol, la autodisciplina o la sinceridad son actualmente competencias determinantes para la selección de personal.
Tal es así, que Goleman concluye su obra afirmando que este tipo de habilidades son en realidad las que marcan el éxito en el ámbito laboral y que, incluso el coeficiente intelectual queda relegado por las competencias de gestión emocional.
A nivel personal, aunque cien por cien aplicable al ecosistema empresarial, Goleman estipula tres métodos esenciales para estimular y mejorar la gestión emocional. Estos son el autoconocimiento, la autoestima y la autonomía. Goleman sostiene que estos son los tres pilares fundamentales alrededor de los cuales las personas pueden trabajar en su desarrollo personal y desarrollar la inteligencia emocional.
No obstante, para poder alcanzar estos métodos, señala el autor, es imprescindible seguir una dinámica que debe ser aplicada diariamente. Estos son, de acuerdo con el especialista, la autodisciplina, la automotivación y el autocontrol.
Por lo tanto, sabemos que existe una tendencia al alza en la que empresas y departamentos de recursos humanos seleccionan y contratan cada vez más profesionales con capacidades de gestión emocional, como la autodisciplina y la automotivación. Ahora bien, ¿qué se está haciendo desde el punto de vista empresarial para incentivar y desarrollar estas habilidades en sus empleados?
Derivada de la necesidad de contar con un capital humano con estas competencias, cada vez más organizaciones se inclinan por ofrecer programas que impulsen las habilidades de inteligencia emocional. En este tipo de programas se intenta incluir y hacer partícipes a todos los departamentos de la empresa con el objetivo de mejorar el clima laboral, el trabajo en equipo y el bienestar individual.
La inteligencia emocional es en la actualidad un bien preciado dentro de las organizaciones y un recurso muy valorado en los procesos de selección. Su ejercicio optimiza las vías de comunicación como vehículo esencial y eficaz para alcanzar el éxito empresarial y la felicidad de los empleados.
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Fuente: La gestión emocional del talento dentro de la empresa
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