Un estudio reciente en Scientific Reports analizó cómo diferentes disciplinas deportivas moldean la densidad mineral ósea (DMO) del antebrazo en deportistas jóvenes, y qué factores —desde la fuerza de prensión hasta los antecedentes de fracturas— predicen huesos más fuertes o más vulnerables. Los hallazgos ofrecen claves prácticas para el diseño de entrenamientos y la prevención de lesiones por estrés óseo.
El impacto del entrenamiento en la densidad mineral ósea
La respuesta del hueso a la carga mecánica depende del tipo, la intensidad y la velocidad de los impactos que recibe. Disciplinas con alto índice osteogénico, como los lanzamientos y la escalada, generan estímulos potentes sobre el antebrazo por la tracción muscular intensa, los agarres isométricos sostenidos y los movimientos explosivos. En cambio, deportes como el snowboard, aunque exigen fuerza isométrica en miembros inferiores, exponen la muñeca y el antebrazo a caídas repetidas que elevan el riesgo de fracturas y no siempre aportan la carga localizada necesaria para favorecer la mineralización en esa región. Según indican los autores, integrar estímulos de impacto y fuerza localizada puede ser decisivo para alcanzar un mayor pico de masa ósea en la juventud, con beneficios que se extienden a la vida adulta.
¿Cómo se realizó el estudio?
El trabajo, titulado «Determinants of forearm bone mineral density in male athletes with different osteogenic index of training», incluyó a 54 atletas varones de alto nivel en Polonia, de 19 a 29 años, pertenecientes a cuatro disciplinas con demandas mecánicas contrastantes: voleibol, deportes de lanzamiento (martillo, disco, peso, jabalina), escalada y snowboard. La DMO, el contenido mineral óseo (BMC) y las puntuaciones T y Z se midieron por densitometría de rayos X de energía dual en el antebrazo no dominante, evaluando segmentos distal y proximal. Además, se registraron la fuerza de prensión manual con dinamometría, variables somáticas y de composición corporal, así como el historial de fracturas.

Resultados relevantes
Los deportistas de escalada y de lanzamientos presentaron, en conjunto, las mayores DMO y BMC, además de mejores puntuaciones T y Z tanto en el radio y cúbito distales como proximales. En contraste, los snowboarders concentraron la mayor prevalencia de baja densidad ósea y reportaron más fracturas a lo largo de la vida. Al profundizar en los predictores, la DMO distal se asoció de forma significativa con la estatura y el tipo de disciplina, mientras que la DMO proximal dependió sobre todo del deporte practicado. El BMC en ambos segmentos y la T-score distal se explicaron principalmente por la fuerza de prensión y la disciplina, y la T-score proximal estuvo determinada de manera destacada por la fuerza de prensión. Por otro lado, quienes no habían sufrido fracturas mostraron mejores valores de T y Z; a la inversa, acumular dos o más fracturas se relacionó con las puntuaciones más bajas, lo que sugiere que el historial de lesiones puede ser un indicador temprano de riesgo para la salud ósea.
Continúa tu formación profesional
Impulsa tu carrera con ciencia aplicada al rendimiento. Los hallazgos recientes muestran que el tipo de disciplina, la fuerza de prensión y el historial de fracturas influyen en la densidad mineral ósea y el riesgo de lesión. La Maestría en Rendimiento Deportivo: Entrenamiento y Valoración Funcional (Semipresencial) que promueve FUNIBER te prepara para transformar esa evidencia en decisiones de entrenamiento que optimicen adaptaciones, minimicen riesgos y mejoren el rendimiento real de tus deportistas.
Da el siguiente paso hacia el alto rendimiento. Solicita información e inscríbete hoy.