El envejecimiento provoca una disminución de las funciones fisiológicas y capacidades físicas como la masa muscular, la flexibilidad, la resistencia, el equilibrio y la capacidad cardiorrespiratoria, entre otros. Como consecuencia, algunos problemas de salud pueden surgir como la diabetes, la hipertensión y la osteoporosis.
La actividad física puede evitar estos problemas y promover un envejecimiento saludable. Hay dos actividades de entrenamiento apropiadas para este caso: el entrenamiento de resistencia y el entrenamiento funcional.
Estudio evalúa efectos de los entrenamientos para personas mayores
Un estudio, divulgado en la Revista Ciencias de la Actividad Física UCM, desarrollado por investigadores de diferentes instituciones brasileñas, evaluó los entrenamientos de resistencia y funcional sobre la fuerza muscular, flexibilidad y autonomía funcional en mujeres mayores.
Participaron de la investigación experimental 14 mujeres con edad media de 60 años en un programa de 24 semanas. Las participantes tenían liberación del médico para la práctica de actividades físicas, pero se encontraban sin actividad física por un mínimo de ocho meses.
Entre el grupo, se calcularon medidas como fuerza, peso, flexibilidad y autonomía funcional antes y después de la práctica. El entrenamiento de resistencia consistió en ciclos de intensidad, con 4 semanas de duración, con 20, 15 y 12 repeticiones, tres series para cada uno y el estiramiento estático con 10 segundos de insistencia en el inicio y al final del entrenamiento.
Después del entrenamiento de resistencia se aplicó el entrenamiento funcional. Los ejercicios estaban formados por 3 series con 15 a 20 repeticiones. De acuerdo a los investigadores, los ejercicios aplicados siguieron el “principio de la pirámide” que es particular de este tipo de entrenamiento.
Efectos positivos
Los resultados del estudio mostraron que la práctica mejoró la autonomía funcional, la flexibilidad y la fuerza. “Las evaluaciones de fuerza muscular encontradas en el estudio mostraron una mejora en las extremidades superiores e inferiores”, señalan los investigadores. De acuerdo con el estudio, el entrenamiento puede ser un “excelente método no farmacólogo para controlar los efectos negativos del envejecimiento, para la promoción de la independencia y una vida más saludable en las mujeres con edad avanzada”.
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