El mundo está envejeciendo. No sólo el planeta en sí mismo está envejeciendo, sino la población global de la Tierra. Los investigadores calculan que en 2050 habrá más personas mayores de 65 años que menores de 15. Al mismo tiempo, se prevé que aproximadamente tres de cada cinco personas vivirán en una ciudad en menos de una década. La convergencia de estos dos factores significa que las ciudades de todo el mundo tienen que enfrentarse al reto de diseñar ciudades para poblaciones envejecidas.
Esta tendencia está impulsada por algunos cambios sociológicos y demográficos. En primer lugar, la buena noticia es que el aumento de la esperanza de vida es una de las principales razones del envejecimiento de la población. Las tasas de natalidad también están disminuyendo, ya que muchas personas deciden tener familia más tarde o no tenerla. Estos cambios demográficos modificarán inevitablemente el uso de las ciudades, ya que las distintas edades exigen cosas diferentes.
Por ejemplo, los adultos mayores tienen menos probabilidades de conducir y caminan más despacio que los jóvenes. Por ello, los planificadores urbanos tienen que tener en cuenta factores como el tiempo que las señales de los pasos de peatones permiten a la gente cruzar la calle.
Un cambio potencialmente importante que se vislumbra en el horizonte es el tipo de residencias que los adultos mayores eligen para vivir. En EE.UU. y algunas otras zonas del mundo, las comunidades de jubilados son un fenómeno común. En estos enclaves, los adultos mayores viven esencialmente en sus propias ciudades, a veces incluso con campos de golf y una variedad de restaurantes. Sin embargo, esta forma de vivir no sólo separa a los ancianos del resto de la sociedad, sino que la mayoría de ellos dicen que no es como quieren vivir.
En un estudio tras otro, esta población expresa su deseo de envejecer dentro de sus propias comunidades y en sus propias casas. Sin embargo, dado que los adultos mayores que se jubilan o que tienen menos oportunidades de trabajo tienen unos ingresos más limitados para vivir, la vivienda asequible es increíblemente importante, y su falta podría perjudicar desproporcionadamente a los ancianos. Sólo en Los Ángeles, Estados Unidos, se calcula que hay 200.000 adultos mayores que corren el riesgo de quedarse sin hogar.
Dado que la discapacidad está correlacionada con la edad, la mejora de la accesibilidad en las ciudades es primordial para adaptarse a un grupo demográfico mayor. Muchas viviendas urbanas no están equipadas con las características necesarias, que incluyen viviendas de una sola planta sin escalones ni rampas para sillas de ruedas. Otras características de la casa también deberían ser fácilmente accesibles. Por ejemplo, las duchas no deben tener bordillos que hagan más probables las caídas, y los pomos de las puertas de estilo palanca que no requieran apretar son cosas que hay que tener en cuenta al construir casas accesibles.
El transporte público también puede mejorarse para satisfacer las necesidades de los adultos mayores. Si se añaden más paradas, puede reducirse la distancia a pie necesaria para acceder al transporte. En definitiva, muchas de las mejoras necesarias para que las ciudades sean amigables para todas las edades pueden ayudar a todos, y no sólo a los más mayores de la sociedad, con un transporte más accesible y más espacios verdes. El entorno físico en el que viven las personas es un importante determinante social de la salud y la mejora de este entorno es una oportunidad para potenciar la salud y el bienestar de todos.
La salud es un campo que va mucho más allá de nuestro propio cuerpo y tiene implicaciones en campos tan lejanos como el urbanismo. Para aprender más sobre estas áreas, considera la posibilidad de cursar la Maestría en Gerontología o la Maestría en Proyectos de Arquitectura y Urbanismo.
Fuentes:
‘Ageing in neighbourhood’: what seniors want instead of retirement villages and how to achieve it
Improving with age? How city design is adapting to older populations
How can cities adapt to the needs of their aging populations?
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