Mitigación para minorizar el impacto de los desastres naturales

Algunos países como Chile destacan por su inversión en políticas de mitigación ante posibles desastres naturales. Las acciones enfocadas a minorizar los daños de una catástrofe pueden suponer un cuantioso ahorro económico a los gobiernos, así como evitar daños materiales y personales.

Los desastres naturales son eventos incontrolables y, en numerosas ocasiones, imprevisibles. En el ámbito arquitectónico y urbanístico, la mitigación sirve como plan de contingencia ante eventos naturales que pudieran vulnerar la integridad de los edificios y de sus ocupantes. La aplicación de políticas y acciones de mitigación en las infraestructuras ayudan a aminorar los daños causados por las catástrofes.

En este sentido, Chile es un ejemplo vivo de resiliencia y adaptación. Su propensión a padecer desastres naturales ha obligado a su gobierno a instaurar políticas de contingencia. Como dato, el país sufrió en 2015 varias catástrofes simultáneas como la erupción de los volcanes Villarica y Calbuco, aluviones, un terremoto y un tsunami.

A pesar de este desolador panorama, Chile ha sabido adaptarse gracias a la aplicación de medidas de mitigación. La experiencia aprendida tras desastres sucedidos con anterioridad obligó a llevar a cabo modificaciones importantes en la Ley de Urbanismo y Construcción del país. Asimismo, se crearon unidades especializadas para la reconstrucción como ONEMI y se aplicaron políticas de robustecimiento de instalaciones y edificios.

Asimismo, la inversión en acciones de mitigación reduce costes en reconstrucción tras un desastre natural. Por este motivo, el gobierno del país apuesta por una política de inversión estratégica para poder actuar frente a posibles futuros desastres: “un peso invertido en mitigación ahorra seis en reconstrucción”, afirma Bernardita Paúl, encargada nacional de Reducción y Riesgo de Desastres del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile y quien también anunció la puesta en marcha de 32 obras de escala urbana para mitigar potenciales catástrofes.

La mitigación permite que las ciudades y regiones puedan mantener una situación de resiliencia frente a acontecimientos desastrosos y el impacto del cambio climático en las estructuras. Además de las pérdidas y daños que un evento de estas características pueda suponer para las personas, las reconstrucciones cuestan a los gobiernos cantidades enormes de dinero. Por ese motivo, la gestión del riesgo ante desastres como la mitigación son recursos que ayudan a minimizar las consecuencias y reforzar la seguridad y robustez de las ciudades.

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Fuente: ¿Por qué debemos invertir en mitigación en vez de reconstrucción? La resiliencia de Chile es un buen ejemplo

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