Una serie de propuestas sobre vivienda social en Latinoamérica recogen el principio de participación del arquitecto y urbanista Christopher Alexander, que sostiene que “todas las decisiones sobre qué construir y cómo hacerlo deben estar en manos de los usuarios”.
La serie de artículos desarrollada por Nikos A. Salingaros, David Brain, Andrés M. Duany, Michael W. Mehaffy y Ernesto Philibert-Petit resalta el principio de participación como elemento clave dentro de la estrategia de urbanismo para el diseño y construcción de viviendas sociales en los países latinoamericanos.
Este concepto surgió de la mano del arquitecto y urbanista austríaco Christopher Alexander y parte de la premisa de que los usuarios de espacios arquitectónicos aportan un valor emocional y funcional más profundo que los propios arquitectos. Su trabajo utiliza un método estructurado poniendo al usuario no especializado en la materia como principal protagonista de la ideación e involucrándolo en el proceso.
Durante su trayectoria profesional, el arquitecto ha sido contratado en distintas ocasiones para desarrollar proyectos de vivienda social para los cuales él siempre ha defendido el principio de participación de los usuarios. El concepto pone el foco del proyecto en la implicación de las personas durante el proceso, ya que considera que deben ser el eje central.
No obstante, esta determinación le ha costado en más de una ocasión la retirada de las subvenciones gubernamentales para desarrollar sus proyectos.
Aun así, el especialista en urbanismo siempre ha sostenido que todos aquellos proyectos habitacionales carecen de elementos esenciales si no se implica a las personas directamente afectadas. Su obra ensalza la importancia del apego personal y emocional para obtener un estrecho sentido de pertenencia con el proyecto final.
En su último trabajo (Alexander, 2001-2005), Alexander designa un ordenamiento temporal específico en el proceso de diseño y construcción de viviendas sociales. Ello se refiere a la necesidad de establecer un proceso que debe seguirse desde la planeación y el diseño hasta obtener el producto final para salvaguardar su sustentabilidad.
Con un estricto orden establecido por el arquitecto se conformaría lo que él denominaba “tejido urbano sano”. De no seguir las pautas de su secuencia se obtendría un tejido urbano muerto. Estas pautas recopilan algunos de los siguientes elementos urbanísticos y deben tenerse en cuenta durante la ideación de un proyecto de construcción de vivienda social: principales rutas de circulación, espacios públicos, calles secundarias y zonas peatonales, entre otros.
A pesar de tener fuertes defensores y de la buena aceptación de la premisa en el sector arquitectónico y urbanístico, la aplicación de esta secuencia ordenada requiere en ocasiones de un esfuerzo de convicción a las autoridades pertinentes.
Basados en estos principios, algunos de sus proyectos más reconocidos y que permiten observar esta determinación por la participación en los proyectos de vivienda social son la Santa Rosa de Cabal, Colombia; y el Guasare New Town, en Venezuela, aunque esta última no ha llegado a ser construida
Ahora bien, existen algunos contratiempos que impiden la aplicación de este orden y, en consecuencia, de su premisa de participación. Uno de los obstáculos en la aplicación del concepto en los proyectos surge a raíz de la industrialización, la masificación urbana y de la implantación del automóvil, ya que se da prioridad a otros espacios y desventaja su integración en el terreno. En consecuencia, en la era de la industrialización vemos afectados estos principios derivando en construcciones contrarias a los principios de Alexander.
No obstante, expertos en la materia defienden y apoyan el principio de Christopher Alexander en los proyectos de construcción y resaltan la importancia de su aplicación en viviendas sociales en Latinoamérica hoy en día.
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