El cambio climático es una preocupación global con consecuencias de gran alcance para la salud humana. Si bien los impactos del cambio climático en el medio ambiente y los ecosistemas están bien documentados, sus efectos en la salud humana, especialmente en las poblaciones vulnerables como los niños, han recibido menos atención.
Se estima que el cambio climático ha obligado a 600 millones de personas, aproximadamente, a abandonar sus hábitats debido a los desplazamientos de los nichos climáticos. Y se proyecta que para finales del siglo hasta 3 millones de personas podrían encontrarse fuera de su rango de temperatura ideal. Dentro de estos números, los niños son los más afectados, ya que el 88% de la carga sanitaria derivada del cambio climático recae sobre este grupo demográfico.
Para lograr una comprensión adecuada del cambio climático como un problema de salud y emprender acciones significativas de mitigación, es crucial que el ámbito de la salud se adapte. Se ha hablado de tomar medidas como revisar la planificación de los servicios de salud, asignar recursos apropiados, mejorar la práctica clínica para atender el aumento de las visitas relacionadas con el clima a los hospitales y reconocer la importancia de la atención primaria en respuesta a los riesgos sanitarios asociados al problema en cuestión.
Un estudio sobre el impacto del cambio climático en la salud infantil
Un estudio reciente titulado «How climate change degrades child health: a systematic review and meta-analysis» arroja luz sobre las diversas formas en que el cambio climático afecta la salud de los niños. Se revisaron 163 estudios epidemiológicos, utilizando un enfoque sistemático para analizar el impacto del cambio climático en la salud infantil. Uno de los efectos más fuertes identificados fue el aumento del riesgo de los nacimientos prematuros, en promedio, aumenta en un 60%, debido a la exposición a temperaturas extremas. Además, influye en el bajo peso de los niños al momento de nacer y, en algunos casos, en la pérdida del embarazo dado al rompimiento de las membranas.
Se descubrió que las temperaturas más altas durante el primer y tercer trimestre del embarazo y las fuertes lluvias durante el tercer trimestre pueden afectar el crecimiento fetal y es posible que se deba al papel que desempeñan las lluvias en la seguridad alimentaria y la prevalencia de las enfermedades infecciosas. La calidad del aire y las fuertes lluvias o los cambios bruscos del clima inciden en la transmisión de las enfermedades infecciosas de las vías respiratorias como el asma, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, entre otros.
Las inundaciones pueden dañar la infraestructura de los sistemas de alcantarillado, provocando desbordamientos de aguas residuales y fecales que pueden contaminar las fuentes de agua potable. Los niños son los más vulnerables a la contaminación del agua, ya que consumen más agua por kilo de peso que los adultos. De esta manera, se incrementa el riesgo de las enfermedades gastrointestinales, las enfermedades diarreicas y la desnutrición en esta población en cuestión.
Sin embargo, no todas las regiones y las poblaciones se ven afectadas por igual. El estudio destaca la importancia de los factores socioeconómicos, el acceso a la atención médica de calidad y la seguridad alimentaria como factores protectores contra las amenazas a la salud infantil relacionadas con el clima.
Los hallazgos de este estudio dejan claro que se requiere de una acción urgente para proteger el bienestar de los niños frente al cambio climático. Al tomar en cuenta los resultados de las investigaciones científicas y se implementan políticas para mitigar las consecuencias del cambio climático, junto con el compromiso de las comunidades, se puede priorizar la salud infantil y trabajar hacia un futuro sostenible y resiliente para las generaciones venideras. Además, invertir en los sistemas de salud sólidos, garantizar la estabilidad económica y promover una infraestructura sostenible pueden desempeñar un papel crucial para minimizar estas amenazas.
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Fuente: How climate change degrades child health: a systematic review and meta-analysis