La capa de ozono es una esperanza para la lucha contra el cambio climático

En un momento de la historia reciente, el tema del agujero en la capa de ozono era tan omnipresente que se coló en las referencias de la cultura pop, desde los programas de televisión hasta la exitosa canción de Smash Mouth «All Star». A juzgar por el mero discurso popular, está claro que el agotamiento de la capa de ozono era una preocupación seria en el cambio de milenio. Sin embargo, hoy en día se oye hablar muy poco de este problema. Entonces, ¿qué pasó con la capa de ozono, y cómo llegó a ser en primer lugar?

En primer lugar, es importante entender qué es la capa de ozono. El ozono también puede denominarse trioxígeno porque es una molécula de tres átomos de oxígeno unidos entre sí; compárese con el oxígeno que respiramos, que sólo tiene dos átomos de oxígeno. A diferencia del oxígeno, el ozono no se encuentra en la capa de aire que respiramos. En cambio, se encuentra mucho más arriba en el aire, en la capa conocida como estratosfera.

Aunque el calor del sol hace posible la vida en la Tierra, esta capa de la atmósfera es increíblemente importante para regular los posibles daños del sol. Una de las principales funciones del ozono es absorber la radiación UV. En pequeñas dosis, los rayos UV causan daños menores como las quemaduras solares. En mayores cantidades, los rayos UV pueden dañar el ADN y provocar cáncer en los seres humanos, además de dañar las plantas y los animales. Sin la capa de ozono, los habitantes de la Tierra serían mucho más vulnerables a este tipo de daños.

Antes de que existieran pruebas del daño a la capa de ozono o de los efectos negativos de los clorofluorocarbonos (CFC), un tipo de compuesto fabricado por el hombre que se utilizaba en muchos productos de aerosol, dos científicos plantearon la hipótesis de que los CFC podían, de hecho, destruir la estratosfera. Mario Molina y F. Sherry Rowland publicaron un artículo en 1974 que cuestionaba la idea de que los CFC eran inofensivos y podían causar este problema. Estos hallazgos fueron inmediatamente asediados por las investigaciones de la industria que afirmaban que el daño máximo de estas sustancias químicas sería de un 2-4% de agotamiento en el transcurso de los siglos.

Sin embargo, en la década de 1980, los científicos reunieron pruebas sólidas de que esta teoría propuesta se estaba cumpliendo en la atmósfera. En 1985, los científicos Jonathan Shanklin, Joe Farman y Brian Gardiner publicaron un estudio en el que descubrieron que la capa de ozono sobre su estación de investigación en la Antártida se había reducido en un tercio de su grosor anterior. En este estudio, también sugirieron que los clorofluorocarbonos (CFC) eran realmente la causa de este agotamiento.

Apenas dos años después de que la comunidad científica revelara pruebas sólidas de que el ozono se estaba agotando, los organismos gubernamentales internacionales crearon el Protocolo de Montreal. El tratado fijó un calendario para la eliminación progresiva de los CFC y coordinó la ayuda internacional para garantizar que estos objetivos se cumplieran en todos los países.

El Protocolo de Montreal tuvo un éxito increíble. El uso del 98% de todas las sustancias químicas incluidas en el tratado se detuvo en 2009. Hoy en día, hay pruebas de que el agujero de la capa de ozono se está reduciendo. Cuando se descubrió el agujero de la capa de ozono, se estimaba que el colapso total de la capa de ozono se produciría en 2050. Ahora, los científicos estiman que podemos lograr una recuperación de los niveles de ozono de la década de 1980 para el año 2050.

El caso de la capa de ozono es un ejemplo de cuando los gobiernos internacionales fueron capaces de colaborar eficazmente para resolver un gran problema medioambiental. Sin embargo, el producto químico que sustituyó a los CFC es un potente gas de efecto invernadero llamado hidroclorofluorocarbonos (HCFC). Los gobiernos están trabajando ahora para eliminar progresivamente este producto químico, ya que sólo contribuye a nuestra enorme crisis de calentamiento global.

La crisis climática no va a desaparecer, pero este ejemplo demuestra que las soluciones y la colaboración internacional son posibles. Para formar parte de la solución, considera la posibilidad de cursar una de las Maestrías del área de Medio Ambiente que patrocina FUNIBER, como la Maestría en Cambio Climático.

Fuentes:

What happened to the world’s ozone hole?

When the world actually solved an environmental crisis

 

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