La contaminación lumínica perjudica a nuestro medio ambiente y a la población, por lo que hay que disminuir el uso de la iluminación artificial para recuperar el cielo nocturno.
La noche no existe en las ciudades. Con el alumbrado público y privado que inunda las calles, nunca hay oscuridad. Esto no ayuda al problema de la contaminación lumínica. Con casi el 80% de la población mundial viviendo bajo cielos contaminados por la luz, este es un problema global.
El uso de tanta iluminación artificial tiene muchos efectos negativos. En primer lugar, perturba los ecosistemas y perjudica la biodiversidad. Al alterar el entorno de la noche, los animales nocturnos deben adaptarse a la luz constante. Además, las luces capturan bichos y matan a muchos de los que son necesarios en la polinización de los cultivos. Para las personas, la contaminación lumínica puede alterar nuestro ritmo circadiano. También se ha relacionado con varias enfermedades, como el insomnio, la depresión, la obesidad y el cáncer de mama y de próstata. En cuanto al impacto medioambiental, la contaminación lumínica contribuye a aumentar el uso de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero.
En respuesta, algunos pueblos franceses están haciendo un cambio y han pasado a apagar total o parcialmente el alumbrado nocturno. Este movimiento afecta a unos 12.000 pueblos y ciudades y es el resultado de una nueva normativa del gobierno francés. Aunque las luces se apagan desde la medianoche hasta las 6 de la mañana, no hay pruebas estadísticas que relacionen la luz con la seguridad. Muchas organizaciones afirman que hay un aumento de la delincuencia cuando se apagan las luces. Pero en realidad, la iluminación nocturna está mal planificada y no tiene un impacto directo en la tasa de criminalidad.
Esta misma preocupación por la contaminación lumínica no está representada en el proyecto de Real Decreto español que aprobó el Reglamento de Ahorro y Eficiencia Energética y Reducción de la Contaminación Lumínica (PRD). En lugar de contribuir al aumento de la eficiencia energética, el PRD dice que el alumbrado público no puede reducirse por debajo del 20% y, por tanto, no permite el apagado completo del alumbrado. Además, la normativa exige que haya luces en todas las rotondas. Esto tiene sentido para los centros urbanos, pero en las zonas rurales que tienen poco tráfico por la noche, la iluminación no es necesaria.
Esta normativa española se aparta de la petición europea de reducir la contaminación lumínica. Hace apenas unas semanas, el Parlamento Europeo acordó la urgencia de reducir la contaminación lumínica a través de la Estrategia de Biodiversidad 2030 de la Comisión Europea y el plan de contaminación cero. En cambio, el decreto español obliga a utilizar la iluminación artificial hasta cierto punto. España y el resto del mundo tendrán que seguir abordando la contaminación lumínica en el futuro. Para proteger la biodiversidad, la salud humana y un cielo nocturno despejado, hay que tomar medidas para disminuir la iluminación artificial.
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Fuente: No se reduce la contaminación lumínica poniendo más luces
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