El agua es un elemento esencial para la vida, pero por su creciente escasez, pronto podría considerarse oro azul «.
El planeta tierra se está quedando sin agua potable. A decir verdad este es un problema que nos parece que queda lejano, damos por supuesto el acceso al agua sin ningún problema, pensamos que esto a nosotros no nos afecta, pero no podría estar más alejado de la realidad. Sólo el 3% del agua del planeta es dulce, y la mayor parte está contaminada. Las fábricas, que son consideradas las mayores responsables de la contaminación necesitan una gran cantidad de agua para su producción, y aquí reside el problema: extraemos más agua de la que se regenera.
Debe ser cierto eso que dicen de que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, ya que nuestros antepasados ya se vieron afectados por el cambio climático y las sequías, viéndose forzados a abandonar su imperio y a dispersarse. Nosotros, a pesar de saber lo que se nos viene encima, permitimos que las grandes multinacionales sean las que se encarguen de todo, dando lugar a “la privatización del agua”. El agua se ha convertido en una propiedad, un recurso para conseguir poder, no importa que haya personas que tengan que recorrer kilómetros diarios para conseguir agua potable, no importa que sea algo necesario para la vida, lo único que importa es el beneficio propio. Porque, ¿qué importa que nos quedemos sin agua potable? A todo se le puede sacar beneficio, se fabricarán caras depuradoras para el agua salada y contaminada y que lo pague quién se lo pueda permitir.
No somos conscientes de que esto es un problema actual, ya ha habido problemas y descontento social en países como Honduras o Bolivia a causa de la privatización del agua. Y es que un día algo tan habitual y completamente necesario como lo es el agua será motivo de conflictos armados entre distintos países y corporaciones. Casi se podría decir que estas multinacionales tienen en sus manos tanto el futuro de nuestro planeta como nuestra vida, ya que sin agua la vida no existiría.
Y es que considerar el agua como una propiedad privada parece algo impensable, pero que está pasando en nuestra sociedad. El agua debería ser un derecho humano, algo que a una persona le viene dado sólo por el hecho de haber nacido, independientemente de su situación financiera, nacionalidad o cualquier otro factor.
Autora: Alicia Álvarez
Fuentes: Documental «La guerra del agua», http://fnbr.es/2zc http://fnbr.es/2zd
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