La escasa, o nula actividad física, y el exceso de peso, están directamente relacionados con problemas cardiovasculares, diabetes, osteoporosis e hipertensión arterial. Este factor se agudiza entre los mayores de 65 años, de los cuales un 52% afirman permanecer sentados durante la mayor parte del día.
Los efectos beneficiosos del ejercicio físico en personas mayores, han quedado patentes en múltiples estudios, que demuestran su contribución a la mejora de la calidad de vida. Sin embargo, es necesario valorar la condición física a la hora de prescribir ejercicio físico a adultos mayores, así como evaluar la situación de los mismos antes de comenzar el programa de ejercicio. (Mapfre, 2006)
Estudio de la influencia del ejercicio en el anciano frágil.
Los efectos positivos de la actividad física en el envejecimiento, y especialmente, en la fragilidad están siendo estudiados actualmente por la comunidad científica. En particular, se ha determinado que el “entrenamiento multicomponente” es el formato de ejercicio físico que mayores beneficios aporta al anciano frágil. Este entrenamiento se basa en ejercicios de fuerza, resistencia, equilibrio y marcha. Es el tipo de actividad física que ha demostrado mayores mejoras sobre la capacidad funcional de los ancianos, algo que resulta fundamental en el mantenimiento de su independencia en las actividades de la vida diaria.
La demografía española ha mostrado una enorme transformación durante los últimos 100 años; el número de habitantes se multiplicó por dos, mientras que los mayores de 65 son 7 veces más y los octogenarios hasta 13. De un 11,24% de personas mayores de 65 años en 1981 hemos evolucionado hasta llegar a un 16,86% en el año 2000. Lo que supone 6.842.143 personas mayores de 65 años y 1.545.994 mayores de 80 censadas en España.
Según las previsiones de los expertos, esta tendencia continuará imparable, hasta alcanzar –según estimaciones- un 20% de personas mayores de 65 años en 2021. (Mikel Izquierdo, 2014)
La influencia de la actividad física en la fragilidad
La fragilidad constituye un síndrome, que se refiere a aquellas personas de elevada edad que tienen altas probabilidades de sufrir “eventos adversos”. La falta de actividad física, frecuentemente relacionada con el envejecimiento, constituye un factor decisivo en la aparición de sarcopenia, elemento principal de la fragilidad. (Mikel Izquierdo, 2014).
La actividad física regulada, se presenta como un medio eficaz a la hora de combatir otros aspectos de la fragilidad como el deterioro cognitivo y las caídas. En estos casos, la actividad física debe prescribirse progresivamente, de forma individual y con la exactitud propia de los tratamientos médicos de otros ámbitos.
Entre los inconvenientes derivados del ejercicio físico en ancianos destaca la comorbilidad, aspecto muy frecuente y relacionado con el síndrome de fragilidad
Recientes estudios (Cadore et al., 2014), demostraron que tras un entrenamiento específico de 12 semanas, ancianos mayores de 90 años experimentaron una notable mejora en su fuerza, masa muscular y potencia, algo que influyó decisivamente en un aumento de su velocidad al caminar, mayor facilidad al levantarse de la silla, incremento del equilibrio, mejora de la potencia y masa muscular en las piernas y disminución notable de las caídas. (Herrero, 2014)
BIBLIOGRAFIA
Herrero, A. C. (ND de ND de 2014). Scielo.Iscii. Recuperado el 16 de Marzo de 2015, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272012000100007
Mapfre, F. (ND de ND de 2006). Mapfre canal salud. Recuperado el 3 de Marzo de 2015, de http://www.mapfre.es/salud/es/cinformativo/actividad-fisica-ancianos.shtml
Mikel Izquierdo, E. C. (ND de ND de 2014). G-Se. Recuperado el 16 de Marzo de 2015, de http://g-se.com/es/actividad-fisica-y-entrenamiento-en-adultos-mayores/articulos/ejercicio-fisico-en-el-anciano-fragil-una-manera-eficaz-de-prevenir-la-dependencia-1702
Autor: Andrés Illescas Junqueras.