Gustavo Giorgi, consultor en Human Touch Consultora, ha señalado la necesidad de acabar con los temas prohibidos en el seno de las empresas familiares con el objetivo de evitar problemas y mejorar su funcionamiento.
En las empresas familiares suelen existir cuestiones tabú acerca de las que no se puede hablar, o que se prefiere dejar su abordaje para más adelante. Sin embargo, posponer sine die la discusión puede generar conflictos. Por eso, el consultor argentino Gustavo Giorgi ha explicado que los tabúes han de ser barridos del ámbito de las compañías familiares, sobre todo en lo relacionado con la sucesión en la dirección de la firma.
Así, Giorgi ha manifestado que “en estas organizaciones se evita a toda costa hablar del momento en que su fundador ya no esté en la misma, como una manera inconsciente de pensar que, por el hecho de no conversar al respecto, se transformará en un ser inmortal”. En consecuencia, cuando fallezca o, simplemente se retire, el resto de directivos de la empresa no tendrán trazado ningún plan para relevarle. En palabras del experto, “sus parientes se tomarán de la cabeza, correrán de un lado a otro de la habitación y se reprocharán unos a otros por qué no lo previeron”.
Por otra parte, Giorgi ha insistido también en la importancia de ajustar los sueldos de los familiares al trabajo que verdaderamente desempeñan en la compañía. A este respecto, su asignación debe ser realizada por medio de criterios lógicos. También es necesario que los miembros familiares de la compañía estén cualificados para desempeñarse en la dirección. De lo contrario, el consultor ha señalado la idoneidad de buscar a otros candidatos para el puesto.
En otro orden de cosas, para Giorgi la incorporación de la familia política a la firma no tiene que suponer ningún problema, siempre y cuando se haga por razones de necesidad y no por la imposición de alguno de los hijos o hijas, hermanos o hermanas, primos o primas. Sin embargo, el experto ha reconocido que “conozco pocas empresas en la que participan de manera armónica varias familias, con sus respectivas parejas e hijos, y debo decir que son casi una excepción a la regla. No porque no sea recomendable sumar estas personas a la organización, sino más bien porque la mayoría de las veces esto obedece más a una imposición de las hijas o hijos que a necesidades reales de la compañía”.
Igualmente, Giorgi ha remarcado que la integración de una persona a la empresa de su familia no ha de ser nunca una obligación, sino una opción de vida. De todas formas, el propio Giorgi reconoce que “si al sobrino, por ejemplo, le apetece más dedicarse a dar clases de piano que sentarse a negociar compras con proveedores, preferirá no hablar al respecto y mentirse, mintiendo también a los demás con una pseudo obligación de asumir la parte de responsabilidad que le toca en la organización”.
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Fuente: Los 5 tabúes más inquietantes de las empresas familiares
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