La Dra. Silvia Pueyo, coordinadora internacional del área de Formación del Profesorado de FUNIBER aboga por la incorporación del Portafolio en el quehacer diario de los profesores como medio para favorecer una práctica reflexiva, crítica y autorreguladora a lo largo de su vida profesional.
Doctora en Ciencias de la Educación, Silvia Pueyo se dedica a la formación de profesores de lenguas extranjeras desde hace 15 años, y durante este tiempo ha publicado diferentes materiales didácticos y artículos relacionados con este ámbito. Entre estos, es coautora del Diccionario de Términos Clave de ELE, publicación digital del Instituto Cervantes.
Interesada en la puesta en práctica de modelos de formación del profesorado crítico-reflexivos, resalta la importancia de adoptar también en la formación online, con la ayuda de las TIC, una metodología basada en la práctica reflexiva y en el desarrollo de la autonomía.
Su experiencia como formadora de profesores de español como lengua extranjera en FUNIBER y en otras instituciones le animó a estudiar de qué manera el uso del Portafolio en programas formativos a distancia favorecía este tipo de metodología.
Según la Dra. Pueyo, tal como se constata en diversas investigaciones sobre el tema, “la herramienta didáctica del Portafolio constituye un instrumento formativo idóneo para estos propósitos pero requiere de la guía de una persona más experta que favorezca un uso adecuado porque la mayoría de los alumnos proceden de sistemas educativos basados exclusivamente en la demostración de conocimientos y, por tanto, al principio lo usan con este cometido: demostrar todo lo que saben”.
La doctora afirma que en la formación del profesorado se debe estimular la reflexión crítica del docente respecto a su propio pensamiento y actuación pedagógicos, para lo cual es necesario “la toma de conciencia del propio sistema de creencias, valores, sentimientos, convicciones; aquello que al fin y al cabo guía sus decisiones y actuaciones”, defiende Silvia Pueyo.
La elaboración de un Portafolio
En el ámbito académico, el Portafolio se empezó a introducir por primera vez en la década de los años 80 del siglo pasado en Estados Unidos, cuando la situación de descontento general en relación con el funcionamiento de la educación exigía una mejora sustancial de la preparación de los profesores que les permitiera hacer frente a las complejidades que presenta el aula.
Se llegó a la conclusión de que el portafolio del profesor podía servir como herramienta de evaluación de su propia actuación docente, ya que permite documentar de manera sistemática lo que se hace en clase y evaluarlo. “Evidenciar las habilidades y competencias adquiridas durante su desarrollo profesional a partir de muestras tangibles de su actuación en la profesión”, afirma la doctora Silvia Pueyo.
De todos modos, “pronto se vio que el portafolio no solo constituía una gran herramienta de evaluación de la práctica docente, sino que también podía convertirse en un excelente instrumento formativo mediante la incorporación de la reflexión y el apoyo de un tutor que guíe su proceso de elaboración hasta que el alumno o profesor en formación sea capaz de gestionarlo de forma autónoma”, comenta la Dra. Silvia Pueyo.
De acuerdo con la profesora, “en el ámbito académico, la idea es que durante la realización del Portafolio el apoyo del más experto, en este caso el profesor, ayude al alumno a avanzar mediante un diálogo pedagógico hacia la autorregulación y por tanto, hacia la autonomía en su proceso de aprendizaje”.
En el caso de un portafolio formativo, y a partir de elaboraciones de teóricos como Esteve (2006) y Korthagen (2001), se puede delimitar tres acciones fundamentales:
- Análisis reflexivo de la situación de partida.
- Desarrollo y realización de un plan de acción para cambiarla y mejorarla.
- Análisis reflexiva de la nueva situación, mirando hacia atrás y observando los cambios que se han producido y proyectando hacia adelante para desarrollar una nueva línea de actuación
El papel del tutor de Portafolio
Tras su investigación sobre el fomento de una práctica reflexiva en la formación a distancia de profesores de lengua extranjera mediante el uso del portafolio, la doctora Silvia Pueyo encontró que este instrumento realmente puede “ayudar a fomentar una reflexión autorreguladora por parte del profesor en formación”. Pero para ello “es necesario que los alumnos cuenten con la guía de una persona más experta que les ayude a comprender su función autorreguladora y aumente así significativamente su capacidad de control sobre el propio proceso formativo y desarrollo profesional”, afirma.
En definitiva, constata la idea de que “sin comunicación, reflexión, conciencia, espíritu crítico y apertura” no hay aprendizaje ni desarrollo profesional”.
A continuación, la doctora Silvia Pueyo explica en qué consiste el Portafolio: