En 2021, los NFT pasaron de ser una innovación tecnológica poco conocida a convertirse en un referente de la cultura popular. El concepto llamó la atención de la gente el pasado marzo, cuando el artista estadounidense Mike Winkelmann, conocido como Beeple, vendió el NFT de su obra por 69,3 millones de dólares. En el año transcurrido desde entonces, muchas personas han aprendido el término -y casi otras tantas se han confundido con él-, pero pocos comprenden plenamente el impacto que los NFT tienen en el mundo del arte.
El primer NFT fue creado por el artista Kevin McCoy en 2014. Lo vendió al ejecutivo de tecnología Anil Dash por apenas 4 dólares. La idea de la pareja de establecer NFTs en ese momento era ayudar a proteger a los artistas en el mundo de rápido crecimiento de los medios sociales. Al publicar los artistas versiones digitales de su arte, las obras podían ser capturadas y disfrutadas sin ningún reconocimiento o compensación para el artista.
Se supone que los NFT protegen contra la falta de reconocimiento de los artistas creando un registro virtual para conocer quién es el propietario de un archivo digital. La idea de que la propiedad original confiere valor no es nueva en el mundo del arte. El original de la Mona Lisa que cuelga en el Louvre vale claramente mucho más que una copia que se puede comprar en la tienda de regalos. Sin embargo, como los NFT son para el arte digital, hacer réplicas es mucho más fácil.
En cierto modo, los NFT han creado y siguen creando oportunidades y efectos positivos para los artistas individuales. Han abierto el mercado del arte a personas que normalmente no son consumidores y han creado una nueva y emocionante forma de comprar arte.
Sin embargo, también se han convertido en algo muy corporativo. Marcas como Nike, Adidas, H&M y Zara han presentado desfiles de moda virtuales utilizando los NFT. Celebridades como Kate Moss, LeBron James y Tony Hawk también han intentado entrar en el mundo de los NFT.
Además, algunos críticos dudan de que los compradores de NFT estén siquiera interesados en el arte. Al igual que los ricos comercian con arte físico, los NFT ofrecen otro vehículo para intercambiar fondos. Para algunos compradores, esta función de las NFT es mucho más impotente que el propio arte. Dado que este sistema simplemente incluye un enlace a una imagen y da prioridad a información como el precio de venta al público y los derechos de propiedad, la compra de NFT es más eficiente para invertir la riqueza que la compra tradicional de arte e incluye menos relación con la visualización real del arte.
Aunque algunos creen que el comercio de NFT degrada el valor artístico de las obras, quizá la mayor cuestión que los NFT plantean al mundo del arte es la idea de lo que es el arte y cómo interactuamos con él. ¿Qué valor tiene el arte que lo convierte en algo más que un simple activo financiero? ¿Qué significa poseer arte? Artistas como Marcel Duchamp han explorado estas cuestiones en el pasado. Ahora, los NFT plantean estos retos a multitud de artistas.
Si le interesan los aspectos tecnológicos o culturales de los que se habla en este artículo, quizá le interesen las obras culturales de FUNIBER o su Máster en Tecnologías TIC.
Fuentes:
NFT: del mercado del arte al metaverso
NFTs Weren’t Supposed to End Like This
‘I went from having to borrow money to making $4m in a day’: how NFTs are shaking up the art world