El efecto se hace tangible entre los niños con mayor riesgo de padecer diabetes
Un estudio identificó que los niños que reciben probióticos (bacterias buenas) durante los primeros 27 días de vida, pueden reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 1, sobre todo aquellos que genéticamente tienen predisposición a padecer de la enfermedad. El estudio también indica que exponer a los menores a probióticos en una edad más tardía no ofrece el mismo beneficio.
Los investigadores indicaron que al brindar a los menores probióticos durante los primeros días de vida, se logró reducir en un 60 por ciento las probabilidades de padecer diabetes tipo 1, entre los niños con mayor riesgo de padecer la enfermedad. Se ha identificado que los menores portadores del genotipo DR3/4 tienen mayor probabilidad de contraer el mal.
Los estudios realizados muestran que aquellos niños que no tienen esa genética específica no se beneficiaron del uso de probióticos en su alimentación.
Ulla Uusitalo, profesora asociada del departamento de epidemiología pediátrica de la Universidad del Sur de Florida, en Tampa, indicó que debido al diseño del estudio no se ha podido establecer una conclusión que indique causalidad, pero se logró una asociación muy clara, y por esa razón se requerirían más estudios.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que se manifiesta cuando el cuerpo destruye por error a las células que producen insulina en el páncreas. La insulina es una hormona que ayuda a utilizar el azúcar de los alimentos como combustible para el cuerpo.
Todavía no se conoce con certeza las causas de la diabetes tipo 1. Se han analizado distintos genes sospechosos, pero un desencadenante ambiental no se descarta. Los investigadores indicaron que un desequilibrio en las bacterias intestinales podría ayudar a desencadenar la respuesta autoinmune.
Los probióticos son bacterias vivas que se cree pueden ayudar a mantener un sistema digestivo saludable. En Europa el uso de probióticos es más común que en Estados Unidos. Durante el estudio los bebés recibieron probióticos con la fórmula infantil o con el uso de un complemento dietario líquido.
George Weinstock, del laboratorio Jackson de Medicina Genómica en Farmington, Connecticut indicó que resulta sorprendente que el beneficio del uso de probióticos solo se observa «cuando los probióticos se administraron en los primeros 27 días de vida». El investigador sugiere que si se proporcionan suficientemente temprano los probióticos en la dieta de los niños, se podría ayudar a conformar una microbioma saludable.
El investigador sugiere que es posible que al inicio de la vida de un bebé exista una oportunidad para que microbios externos entren al cuerpo y colonicen, y «durante ese periodo quizá sea posible intervenir o dirigir la conformación del microbioma mediante probióticos», resaltó.
Weistock indicó que es posible que los efectos autoinmunes «comiencen en esta etapa temprana y que sea un periodo crítico en el cual interferir en contra de la activación nociva de la respuesta inmunitaria».
Los investigadores analizaron un estudio prospectivo desarrollado en seis centros médicos, tres en Estados Unidos y tres en Europa. Participaron del estudio casi 7,500 niños. Se tomaron muestras de sangre de los menores cada tres meses entre los 3 y 48 meses de edad, para detectar indicios de diabetes tipo 1 y luego se tomaron muestras cada seis meses.
Los padres de los niños proporcionaron cuestionarios diarios sobre la alimentación, detallando la dieta de los bebés entre el nacimiento y los tres meses de edad. Las madres brindaron información sobre su alimentación durante el embarazo.
Los estudiantes del área de nutrición de FUNIBER investigan constantemente para identificar tratamientos que permitan prevenir la diabetes en menores y adultos.
Fuente: http://fnbr.es/1yt
Foto Creative Commons: peasap